LAS NAVAS DE TOLOSA.

 

LAS NAVAS DE TOLOSA.

 




LOS ALMORÁVIDES.

En 1048 surge en lo que hoy es Mauritania, donde habitaban los Sinhaya, una confederación de tribus bereberes, una nueva corriente religiosa islámica basada en el rigor de la escuela Malikí, que pronto comenzó su expansión dentro del mundo musulmán del norte de África bajo los preceptos de guerra santa y unión del pueblo musulmán, conquistando un vasto terreno que abarcaba Mauritania, Sahara occidental y Marruecos. Su salto a la Península Ibérica se produjo tras la llamada de auxilio de de las taifas de Al-Ándalus ante el avance cristiano que había aprovechado el desmembramiento del Califato de Córdoba. Pronto consiguieron detener el avance castellano-leonés en decisivas batallas como la de Sagrajas, en 1086, y tomaron el control de las débiles taifas islámicas con la escusa de su decadencia moral y religiosa y la unificación de los musulmanes.


LOS ALMOHADES.

Tras la decadencia del imperio almorávide en el siglo XII y el establecimiento en la Península ibérica del segundo periodo de taifas, los almohades, otra tribu bereber del norte de África, se decidió a conquistar su territorio desde dentro basándose en su rigorismo religioso, ya que los almohades, a pesar de haber basado primeramente su legitimación en el rigorismo religioso, tras su salto a la península este e había relajado.. Tras expandirse por las posesiones norteafricanas, en 1145 pasan a la península llamados por la taifa ibérica de Mértola desde donde se empezó la anexión de las diferentes taifas musulmanas. En 1195 estos almohades infringieron una severa derrota al rey castellano en la batalla de Alarcos y en 1211 se apoderaron de la fortaleza de Salvatierra, castillo de propiedad de la Orden de Calatrava y clave para el paso hacia los reinos cristianos del norte. Su modo de organización, basada en el reparto de las principales provincias entre los miembros de la dinastía, hizo que con el paso del tiempo se debilitara el poder desde dentro al crear numerosos conflictos a los dos lados del Estrecho de Gibraltar, lo que sería aprovechado por los cristianos en la península y por ayyubíes en el norte de África para atacarles.

 




 

LA REACCIÓN CRISTIANA.

 Sin embargo, en el primer tercio del siglo XIII, los almohades aun se encontraban en una posición de poder en la península. Con este avance musulmán, el rey Alfonso VIII de Castilla se plantea entablar una batalla decisiva que rompa el avance musulmán, y ayude a reconquistar la fortaleza de Salvatierra y por ende, facilitar el avance cristiano hacia el sur, ya que los musulmanes estaban a los pies de los montes de Toledo, amenazando la propia ciudad y los territorios del valle del Tajo. Los almohades le darían la escusa perfecta, ya que las informaciones de que preparaban una ofensiva parecían ser veraces, lo que daría a Alfonso su épica batalla de revancha, pues el califa almohade, Al-Nasser, también planeaba un decisivo avance hacia el norte que revirtiera el avance cristiano de las últimas décadas y reconquistara para el islam los antiguos territorios de Al-Ándalus. Alfonso, sabedor de la superioridad numérica de sus enemigos, se procuró una alianza con los monarcas hispánicos del momento: Portugal y León rechazaron la propuesta, pero Aragón y Navarra, aceptaron el envite con tintes de cruzada, pues el arzobispo de Toledo, Rodrigo Jiménez de Rada solicitó al papa Inocencio III la declaración de cruzada, lo que tras ser decretado, ayudó no solo a que Navarra y Aragón aceptaran marchar contra el moro, si no que se sumaran caballeros y obispos europeos de forma independiente, sobre todo del sur de Francia.

 

EJÉRCITOS.

El ejercito almohade era el tradicional norteafricano compuesto por formaciones cerradas de peones, caballería ligera y pesada. La caballería ligera sería uno de sus elementos más característicos, usada para hostigar al enemigo con proyectiles y simular retiradas. Su armamento constaba de un equipo ligero, con poca armadura, normalmente de cuero, arcos cortos y flechas. La gran movilidad de estos cuerpos tenía que compensarse estableciendo áreas seguras para el descanso que, normalmente, se establecían en la retaguardia, siendo protegida por bloques compactos de infantería de peones e incluso defensas de empalizadas u obstáculos de madera, bagajes etc. La táctica principal consistía en cargar repetidas veces contra el enemigo sin llegar al contacto, arrojando flechas y proyectiles con el fin de desgastarlo para después, retirarse con la intención de ser perseguidos por el enemigo desquiciado y así poder rodearlo por los flancos, finalizando con una carga de la infantería o de la caballería pesada. Esta táctica, conocida como tornafluye, dio muchas victorias a los ejércitos musulmanes a lo largo de sus fronteras contra diferentes enemigos. La disposición de los cuerpos de ejército se realizaba de forma similar a los cristianos, una vanguardia formada por un cuerpo centras y dos alas, y una retaguardia fortificada con una empalizada donde se situaba el campamento, los bagajes, los generales  etc.

El ejercito cruzado era deudor de las tácticas bélicas imperantes en toda Europa durante la edad media y, en particularmente, desde el siglo XI. El ejército se componía de un cuerpo de infantes y peones, arqueros y ballesteros y caballería pesada, siendo esta la unidad decisiva en las batallas. Se caracterizaba por el empleo de largos estribos para asegurar la estabilidad del caballero fuertemente acorazado y armado por cotas de malla, escudos, espadas y largas lanzas con las que destrozaban los ejércitos enemigos si conseguían impactar en las demoledoras cargas. El contrapeso a este fuerte blindaje, que incluso podía aplicarse a las monturas, era su poca movilidad y velocidad, lo que los hacía vulnerables a la caballería ligera, con mucha más capacidad de maniobra. La táctica empleada era la carga frontal de un bloque muy compacto de caballería en sucesivas oleadas por líneas, lo que aumentaba su rango de efectividad, además de su colocación en las alas del cuerpo centras del ejercito que permitía, venido el caso, en rodear al enemigo. En la vanguardia también se establecía un cuerpo de caballería como refuerzo o para la persecución del ejército enemigo una vez vencido.

El 20 de Julio de 1212 las tropas cristianas salen de Toledo con unos 85.000 efectivos, nada desdeñable para la época, aunque los musulmanes les superarían en numero de 125.000 comandadas por el mismo califa Al-Nasir, que había tomado posiciones en los peligrosos pasos de Despeñaperros. Don Diego López de Haro comandaba las tropas extranjeras que marchaban de avanzadilla, y fue a estas a las que, según las crónicas, se les apareció San Isidro Labrador para revelarles un camino para evitar las tropas almohades sin ser expuestos a una emboscada. Aunque historiadores nombran al santo como Martin Alhaja, pastor de la zona, Don Diego quiso asegurar primero la información obtenida y mandó explorar el camino. Tras eso, traslado la información al grueso del ejército que aprovecho la ventaja inesperada que se les brindaba. Tras establecer su campamento en un lugar llamado Mesa del Rey y sorprender al califa que no esperaba que pudiesen pasar los desfiladeros la batalla estaba servida.


ORDEN DE BATALLA.

 

Las tropas cristianas formaron en 3 filas. En el centro de la vanguardia se colocaron los caballeros europeos seguidos de los voluntarios leoneses y portugueses al mando de Diego López de Haro, flanqueados por milicias urbanas castellanas, aragonesas y navarras. En la línea central  un núcleo de órdenes militares,  compuesto por milicias y caballería pesada comandadas por Gonzalo Núñez de Lara, flanqueados por mas milicias y caballería de los diferentes reinos. En la retaguardia se colocarían los tres reyes hispanos: Alfonso de castilla se reservo el centro, la izquierda para Pedro II de Aragón y Sancho VII de Navarra a su derecha.

El grueso del ejército lo aporto Castilla con sus caballeros y milicias, seguido por Aragón y navarra. En cuanto a los caballeros europeos, tras la deserción de buena parte de ellos, quedarían unos 1000 o 2000.

El ejército almohade dispuso la misma formación. A vanguardia arqueros, caballería ligera e infantería voluntaria flanqueada por los temibles arqueros a caballo. La línea central compuesta por la infantería pesada almohade, almorávide y bereber, comandada por el cadi de Marrakech Abu`Adb-Allah al Husayni junto con caballería pesada andalusí y almohade, flanqueada por caballería ligera a ambas alas. En la retaguardia, el propio califa comandando la elite de las tropas musulmanas, la infantería  pesada almohade profesional (yund) que junto con mas caballería pesada, se establecía cerca del campamento islámico protegido por camellos, fortificaciones, carretas de bagaje y la famosa guardia negra, esclavos negros encadenados al suelo para que no huyeses bajo ningún concepto y vendieran cara su vida en caso de que el enemigo llegase hasta ahí, aunque este extremo debe ser cuestionado, pues qué sentido tendría privar de movilidad a la elite de las tropas, destacadas por su fiereza en combate. Protegiendo sus flancos An-Nasir y su visir Abu Said Utman dispusieron más caballería pesada profesional.

 

BATALLA


Tras una primera acometida cristiana de manos de la vanguardia de López de Haro, los musulmanes pusieron en juego su táctica que tantas victorias le había hecho conseguir, intentando calcar lo sucedido en Alarcos unos años atrás. Fingieron una retirada con la esperanza de ser perseguidos, reagruparse para hostigar con sus arqueros a caballo a una fuerza enemiga descolgada, y posteriormente abatirla con una carga de caballería. Al verse rodeados la segunda línea cristiana acude en su ayuda pero la superioridad numérica almohade es abrumadora y no se consigue romper el cerco de flechas y embestidas que provocan cuantiosas bajas en el bando cruzado , por lo que para no volver a caer en la trampa, López de Haro dispone una retirada ordenada de parte de las tropas en vez de intentar internarse más entre los almohades, y con su vanguardia establecer un frente sólido, aun a sabiendas de que serian foco de todos los ataques musulmanes, realizando un heroico combate de contención junto su hijo y los caballeros de las ordenes militares para asegurar la evacuación de las tropas restantes. Los reyes cristianos, viendo que los restos de la segunda línea retrocedían desmoralizados, y que la resistencia de López de Haro no duraría mucho, pues la línea central enemiga de infantería pesada había avanzado y la caballería andalusí maniobraba para envolver al ejercito cristiano, deciden jugarlo todo a una carta y poner toda la carne en el asador –imaginen a los tres reyes mirándose y pensando, bueno, hemos venido a morir-. Tras un día de batalla, reúnen a la última línea y junto con sus huestes y caballeros, comienzan una impresionante carga de caballería contra toda la masa musulmana. Este avance se torna imparable cual tsunami barre la costa de cualquier obstáculo, la caballería pesada comienza a internarse en las filas musulmanas sin que estas puedan hacer nada para detenerla. A su vez, la milicia cristiana de los flancos carga contra las alas musulmanas para evitar que estas maniobren. El avance fue de tal magnitud, que los musulmanes comenzaron su huida en desbandada, lo que agravó la situación entre el ejército almohade, que no solo se veía arroyado por el imparable empuje de los caballos cristianos, si no que ahora eran arrollados por sus propios compañeros de batalla. Viendo el éxito de la carga, los reyes cristianos decidieron no parar el avance y seguir cual apisonadora hasta el mismísimo campamento donde se encontraba la mismísima tienda de al-Nasir y su temible guardia personal, que fue igualmente arrasada y el califa tuvo que huir mientras su guardia retenía a los atacantes como pudo.






Las supuestas cadenas que ataban a estos pasarían a ser posteriormente parte del escudo de Navarra, aunque otros autores atribuyen este emblema a las blocas y refuerzos metálicos que solían incorporar los escudos del siglo XII. Los restos del ejército almohade huyeron y los que quedaron fueron hechos prisioneros. Las bajas en ambos bandos fueron numerosas, si bien en el bando musulmán fueron bastante superiores, sobre todo en la última fase de la batalla cuando esta se traslado a la defensa del palenque, donde los cristianos aplastaban a los enemigos y muchos de ellos morían asfixiados. El botín recuperado por los cristianos fue cuantioso, destacando el pendón de Las Navas de Tolosa que actualmente se conserva en el monasterio de Las Huelgas en Burgos.


CONSECUENCIAS.


Para algunos historiadores esta batalla fue decisiva, aunque no supuso el fin del imperio almohade, el golpe asestado seria el principio del fin del mismo, pues a los problemas que ya sufrían en África, se le sumaba una debacle en la península que permitiría el avance cristiano hasta Andalucía, conquistando Catilla Córdoba en 1236, Jaén en 1246 o Sevilla en 1248 entre otras plazas y asentando definitivamente el dominio de los reinos cristianos en la península que culminaría en 1492 con la toma de Granada por los Reyes Católicos. En 1252, durante el reinado de Fernando III de Castilla se estaba gestando una invasión marítima al norte de África, pero la muerte de éste impidió a los castellanos seguir con los planes. La Corona de Aragón también aprovecho la situación se apoderó de Barcelona y Valencia. En el norte de África, los meriníes se apoderaron de los restos del imperio e intentaron una nueva incursión a la península que fue detenida por Castilla y Portugal en la batalla del Salado en 1340 tras varias batallas en los años anteriores apoyando al reciente Reino de Ganada.

 

 SÍGUEME PARA NO PERDERTE NADA: 👇👇


EL ÚLTIMO ROMANO. 



JOSÉ ANTONIO OLMOS GRACIA.



Policía local de profesión, desarrolla su cometido en la categoría de oficial en el municipio de Utebo, contando con 17 de servicio y varias distinciones. A pesar de que su afán por la historia le viene desde pequeño, no fue hace mucho cuando se decidió a cursar estudios universitarios de Geografía e Historia en UNED y comenzar en el mundo de la divulgación a través de las redes sociales. Actualmente administra el blog elultimoromano.com así como páginas en Instagram y Facebook con el mismo nombre. Además, colabora con revistas, páginas, asociaciones, blogs, podcast y es miembro de Divulgadores de la Historia.



Si te ha gustado, puedes seguirme en mis redes sociales:

👉FACEBOOK

👉INSTAGRAM


Si quieres ser mi mecenas, puedes hacerlo aquí:


https://www.facebook.com/becomesupporter/elultimoromano1/


Bibliografía:



Grandesbatallas.es

Cuando Éramos Invencibles, Jesús Ángel rojo Pinilla.

Historia de España, arzobispo Don Rodrigo Jiménez de Rada.

 Alvira CabrerLas Navas de Tolosa, 1212: idea, liturgia y memoria de la batalla, Sílex, Madrid, 2012, pp. 330-332 y Guerra e ideología en la España medieval: cultura y actitudes históricas ante el giro de principios del siglo XIII: batallas de las Navas de Tolosa (1212) y Muret (1213)

https://www.despertaferro-ediciones.com/2020/1212-la-batalla-de-las-navas-de-tolosa-reconquista/

https://www.universidadpopularc3c.es/index.php/rincon-cultural/395-la-batalla-de-las-navas-de-tolosa

 

Comentarios

ARTÍCULOS MÁS POPULARES.

ARTÍCULOS POPULARES.