LA EXPEDICIÓN DE FRANCISCO VÁZQUEZ DE CORONADO.
En 1540, Francisco Vázquez de Coronado, entonces gobernador de Nueva Galicia, emprendió una expedición que se convertiría en una de las más ambiciosas y legendarias de la historia de la exploración española en América. Impulsado por las crónicas y rumores sobre las Siete Ciudades de Cíbola, supuestamente repletas de oro y piedras preciosas, Coronado reunió un contingente de más de 300 hombres entre soldados, caballos y carros, además de frailes franciscanos encargados de la evangelización de los pueblos que encontraran en su camino. También se unieron numerosos indígenas aliados que actuaban como guías y auxiliares logísticos.
El viaje partió desde Compostela, en Nueva Galicia (actual México), y se dirigió hacia el norte, cruzando regiones aún desconocidas para los europeos. La expedición atravesó desiertos implacables, ríos caudalosos y montañas, enfrentándose a condiciones extremas que dificultaban la marcha. A medida que avanzaban, los relatos de los pueblos indígenas sobre aldeas ricas y grandes ciudades alimentaban la esperanza de encontrar los tesoros prometidos, aunque muchas de estas historias resultaron ser exageraciones o malinterpretaciones por los españoles.
En Nuevo México, Coronado llegó a pueblos zuni y hopi, comunidades indígenas que vivían en viviendas de adobe de varios pisos, organizadas y con complejas estructuras sociales y religiosas. A pesar de la decepción al no encontrar oro, los españoles se llevaron valiosa información sobre la geografía, la fauna y la flora de la región. Coronado documentó animales desconocidos para Europa, como el bisonte americano, el puma, y distintas especies de aves y reptiles. También se adentró en la Gran Llanura, llegando hasta los ríos Arkansas y Cimarrón, e incluso tocando lo que hoy sería el este de Kansas.
Durante la expedición, Coronado enfrentó numerosos conflictos. Las tensiones con los pueblos indígenas derivaron en combates y escaramuzas, en los que murieron tanto soldados españoles como miembros de las comunidades locales. La logística fue un reto constante: la escasez de agua, alimentos y caballos hizo que gran parte del contingente sufriera hambre, fatiga y enfermedades. Los frailes franciscanos documentaron también los aspectos culturales y religiosos de las comunidades indígenas, estableciendo así los primeros contactos detallados entre europeos y los pueblos del norte de América.
Uno de los episodios más recordados fue la exploración del río Grande, donde Coronado y su ejército recorrieron extensos tramos, estableciendo contacto con los pueblos del actual estado de Texas y Oklahoma. Durante estas incursiones, la falta de oro se hizo evidente y las esperanzas de regresar con riquezas se desvanecieron. Sin embargo, Coronado continuó avanzando hasta llegar al territorio de los panhandle y las llanuras orientales, regiones que entonces eran totalmente desconocidas para los europeos.
Tras dos años de exploración y penurias, Coronado regresó a México en 1542 sin haber logrado encontrar ni oro ni ciudades monumentales. Su expedición, sin embargo, dejó un legado imborrable: mapas precisos de grandes extensiones del norte de América, descripciones detalladas de los pueblos indígenas y un conocimiento sin precedentes de las vastas llanuras, desiertos y montañas que se extendían más allá del territorio conocido por España.
Aunque Coronado no regresó con riquezas materiales, la importancia de su expedición radica en la expansión del conocimiento europeo sobre el continente y en la apertura de futuras rutas de exploración y colonización. Sus relatos contribuyeron a desmitificar las leyendas sobre ciudades de oro, al mismo tiempo que ofrecieron una visión única de las culturas indígenas, sus costumbres, sistemas agrícolas y estructuras sociales. Su aventura demuestra la fascinación de la España del siglo XVI por el oro y las riquezas, pero también cómo la exploración podía generar conocimiento que trascendiera lo económico y dejara una huella histórica duradera.
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Bibliografía:
John L. Kessell, Spain in the Southwest: A Narrative History of Colonial New Mexico, Arizona, Texas, and California.
George P. Hammond & Agapito Rey, The Rediscovery of the Southwest, 1540–1590
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