LA RECONQUISTA BIZANTINA DE CRETA (961): NICÉFORO FOCAS Y EL FIN DE UN EMIRATO PIRATA.
Durante más de un siglo, la isla de Creta fue un dolor constante en el corazón del Imperio romano de Oriente. No solo por su importancia económica y cultural, sino por lo que representaba: una antigua provincia romana convertida en un emirato pirata desde donde se atacaban impunemente las costas cristianas del Mediterráneo oriental.
Pero en el año 961, un hombre cambiaría el destino de la isla para siempre: Nicéforo Focas, general imperial, estratega brillante y futuro emperador. Bajo su mando, Bizancio asestó uno de los golpes más contundentes al islam mediterráneo del siglo X.
EL MEDITERRÁNEO ORIENTAL EN EL 961.
LA CAÍDA DE CRETA EN MANOS ANDALUSÍES
Para comprender la magnitud de la reconquista, hay que volver al año 827, cuando un grupo de musulmanes andalusíes —expulsados de Córdoba por luchas internas— se apoderó de Creta, fundando el Emirato de Candia. La isla fue convertida en una fortaleza pirata. Desde allí, durante más de 130 años, sus naves asolaron las costas del Egeo, Asia Menor y el Adriático.
Numerosas expediciones bizantinas intentaron recuperarla, pero todas fracasaron. Incluso emperadores como Miguel II o Basilio I lanzaron campañas infructuosas. La posición estratégica de Creta hacía imposible ignorarla, pero su geografía montañosa y su fortaleza principal, Candia (actual Heraclión), la convertían en una pesadilla logística y militar.
EL ASCENSO DE NICÉFORO FOCAS
Hacia mediados del siglo X, el Imperio bizantino vivía un renacer militar. Con emperadores enérgicos como Romano II y generales capaces como los Focas o los Maleinos, Bizancio se preparaba para pasar a la ofensiva tras siglos de resistir invasiones.
En este contexto, Nicéforo Focas, miembro de una influyente familia de Anatolia y veterano de las campañas en el este contra los musulmanes, fue designado para comandar la esperada reconquista de Creta.
Dotado de talento táctico, misticismo religioso y una voluntad de hierro, Focas reunió un ejército masivo de unos 25.000 hombres y una flota de más de 300 naves, una de las más grandes desde tiempos de Justiniano.
EL DESEMBARCO Y EL SITIO DE CANDIA
En el verano de 960, la flota bizantina zarpó de Constantinopla y desembarcó en Creta. La toma de la isla no fue inmediata: los musulmanes habían fortificado fuertemente la capital del emirato, Candia, y contaban con años de experiencia defensiva.
Durante más de seis meses, los bizantinos sitiaron la ciudad. Nicéforo organizó campamentos fortificados, trincheras, torres móviles y máquinas de asedio. A pesar de las enfermedades, las lluvias de invierno y la férrea resistencia de los defensores, la presión bizantina fue constante.
Finalmente, en marzo de 961, tras una intensa ofensiva final, las tropas imperiales irrumpieron en Candia. La ciudad fue tomada y arrasada. Miles de habitantes fueron muertos o esclavizados. El emir Abd al-Aziz ibn Shuayb fue capturado y enviado a Constantinopla como trofeo viviente.
CRETA REINCORPORADA AL IMPERIO
Con la caída del emirato, Creta fue reincorporada al Imperio bizantino como un thema o provincia militar. Se restauraron las iglesias, se reintrodujo la administración imperial y comenzó un proceso sistemático de recristianización. Monjes y colonos fueron enviados desde Anatolia y el Peloponeso para poblar la isla y reforzar la presencia imperial.
La victoria fue celebrada en toda la cristiandad oriental. Se acababan más de cien años de terror pirata en el mar Egeo. El comercio renació y las islas del Egeo respiraron aliviadas tras décadas de incursiones sangrientas.
LAS CONSECUENCIAS DE LA RECONQUISTA
La recuperación de Creta tuvo profundas consecuencias para Bizancio y el Mediterráneo oriental:
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Supremacía naval bizantina: la reconquista consolidó el dominio bizantino del Egeo y frenó el poder naval musulmán durante décadas.
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Auge de Nicéforo Focas: la gloria de la campaña impulsó la carrera del general, que sería coronado emperador solo dos años después, en 963.
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Reactivación económica: las rutas comerciales recuperaron seguridad, lo que fortaleció la economía bizantina y aumentó los ingresos fiscales.
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Inspiración para nuevas campañas: la victoria sirvió de modelo para futuras ofensivas imperiales en Cilicia, Siria y el norte de Mesopotamia.
UNA VICTORIA SÍMBOLO DEL RENACER BIZANTINO
La reconquista de Creta no fue solo una hazaña militar: fue una afirmación ideológica y espiritual del Imperio bizantino. El cristianismo ortodoxo había triunfado sobre un enclave islámico que había humillado durante generaciones a las costas imperiales.
Nicéforo Focas, fervoroso creyente y asceta en lo personal, no dudó en presentar la campaña como una cruzada mucho antes de que existiera el concepto como tal. Para él, la espada y la fe iban de la mano.
Creta permanecería bajo control bizantino hasta el siglo XIII, cuando fue conquistada por los venecianos durante la Cuarta Cruzada. Pero la gesta de 961 quedaría grabada en la memoria colectiva bizantina como un momento de restauración, justicia y resurgimiento.
Policía local de profesión, desarrolla su cometido en la categoría de oficial en el municipio de Huesca, contando con más de 16 años de servicio y varias distinciones. A pesar de que su afán por la historia le viene desde pequeño, no fue hace mucho cuando se decidió a cursar estudios universitarios de Geografía e Historia en UNED y comenzar en el mundo de la divulgación a través de las redes sociales. Actualmente administra el blog elultimoromano.com así como páginas en Instagram y Facebook con el mismo nombre. Además, colabora con revistas, páginas, asociaciones, blogs relacionados con la divulgación histórica y es miembro de Divulgadores de la Historia.
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Bibliografía:
Historia Medieval (Siglos V-XII) Editorial Universitaria Ramón Arcés. J. Donado Vara, A. Echevarría Arsuaga.
Norwich, John Julius. Breve historia de Bizancio. Editorial Ariel.
Treadgold, Warren. Historia de Bizancio. Editorial Cátedra.
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