CONSTRUCCIÓN DE LAS CALZADAS ROMANAS.
En la historia de Roma, mucho se ha hablado del genio militar, del poder político o de la riqueza cultural que marcó el destino del mundo occidental. Sin embargo, pocas obras reflejan tan claramente la visión pragmática y duradera de Roma como su red de calzadas. Estas vías no solo fueron una revolución logística y militar; fueron también una expresión de poder, tecnología y control territorial. En este artículo exploraremos cómo se construían las calzadas romanas, su importancia estratégica y la huella que dejaron hasta nuestros días.
VÍA APIA EN LA ACTUALIDAD. |
La función de las calzadas: más que caminos
Cuando hablamos de calzadas romanas no nos referimos a simples caminos de tierra apisonada. Estas vías eran estructuras sólidas, planificadas con precisión y construidas para resistir siglos de uso intensivo. La función principal era militar: permitir que las legiones se desplazaran con rapidez a cualquier punto del imperio. Pero también servían para facilitar el comercio, la recaudación de impuestos y la transmisión de información.
Roma no solo conquistaba: organizaba. Y el sistema viario era el esqueleto invisible que mantenía unido a su vasto cuerpo imperial.
Planificación y traza: la importancia de los agrimensores
Antes de iniciar cualquier construcción, el primer paso era trazar la ruta. Para ello, se recurría a especialistas conocidos como agrimensores o gromatici, quienes usaban instrumentos como el groma, el chorobates y la dioptra para garantizar una alineación recta y precisa, incluso en distancias largas.
Los romanos evitaban, siempre que fuera posible, los desvíos innecesarios. En lugar de bordear montañas, abrían cortes en la roca o construían túneles, y en terrenos pantanosos elevaban la vía mediante puentes o pilotes. El objetivo era siempre la eficiencia: una ruta lo más directa y estable posible.
Fases de construcción de una calzada romana
La construcción de una calzada romana seguía un proceso riguroso y estandarizado. Su resistencia legendaria no era fruto del azar, sino de una combinación de técnicas avanzadas, materiales sólidos y una planificación precisa. A continuación, describimos sus principales fases.
1. Excavación del lecho o fossa
El terreno elegido era nivelado y despejado de vegetación, rocas sueltas o irregularidades. Luego se excavaba una zanja de entre 0,75 y 1,5 metros de profundidad, dependiendo del tipo de terreno. Esta base, llamada fossa, se preparaba para recibir sucesivas capas de materiales compactados.
2. Capas estructurales
Sobre la fossa se colocaban varias capas, cada una con una función específica:
-
Statumen: una capa inferior de grandes piedras (a veces de hasta 20 cm), que proporcionaba estabilidad y drenaje.
-
Rudus: una mezcla de grava y cal, de unos 20-30 cm de espesor, compactada fuertemente.
-
Nucleus: capa de arena fina, arcilla y cal bien prensada, que servía de base para la pavimentación final.
-
Summa Crusta o Pavimentum: losas de piedra, generalmente basalto o caliza, encajadas entre sí con gran precisión. Esta capa visible era ligeramente convexa (con forma de lomo) para facilitar el drenaje hacia los laterales.
3. Drenaje y mantenimiento
Uno de los secretos del éxito de las calzadas romanas fue su sistema de drenaje eficiente. A ambos lados de la vía se construían cunetas o canales para el agua de lluvia, que evitaban el deterioro de la estructura. En muchas zonas, también se levantaban muros de contención, bordillos y hasta puentes de piedra para salvar ríos y valles.
Además, cada cierto tramo se instalaban miliarios (mojones de piedra) que indicaban la distancia desde Roma y el nombre del emperador bajo cuyo mandato se había construido o reparado la vía.
Principales calzadas del Imperio
Entre las calzadas más famosas destaca la Vía Apia, construida en el año 312 a.C. para unir Roma con Capua, y más tarde extendida hasta Brindisi. Otras vías destacadas fueron la Vía Augusta (en Hispania), la Vía Egnatia (que cruzaba los Balcanes) y la Vía Flaminia, clave en el norte de Italia.
El conjunto de calzadas llegó a superar los 400.000 kilómetros, de los cuales más de 80.000 kilómetros estaban pavimentados. Esta red conectaba todas las provincias, desde Britania hasta Siria, desde el Rin hasta el norte de África. Todos los caminos llevaban, literalmente, a Roma.
PRINCILAES CALZADAS DEL IMPERIO ROMANO. |
Legado e impacto en la historia
Las calzadas romanas no solo cambiaron la forma de hacer la guerra. También facilitaron el comercio, la administración, la cristianización del imperio y más tarde, la expansión de los reinos medievales sobre las ruinas de Roma. Muchas carreteras actuales en Europa siguen el trazado original de estas vías antiguas.
Su durabilidad es tal que aún hoy se puede caminar sobre tramos originales de la Vía Apia o de la Vía Augusta. Más de dos mil años después, siguen en pie, desafiando el tiempo.
La construcción de calzadas fue uno de los mayores logros técnicos y organizativos del mundo romano. Más que caminos, fueron símbolos de poder, dominio y civilización. Su trazado recto, su resistencia y su utilidad marcaron un antes y un después en la historia de la infraestructura. A través de ellas, Roma no solo unió provincias: unió culturas, mercados y destinos.
Policía local de profesión, desarrolla su cometido en la categoría de oficial en el municipio de Huesca, contando con más de 16 años de servicio y varias distinciones. A pesar de que su afán por la historia le viene desde pequeño, no fue hace mucho cuando se decidió a cursar estudios universitarios de Geografía e Historia en UNED y comenzar en el mundo de la divulgación a través de las redes sociales. Actualmente administra el blog elultimoromano.com así como páginas en Instagram y Facebook con el mismo nombre. Además, colabora con revistas, páginas, asociaciones, blogs relacionados con la divulgación histórica y es miembro de Divulgadores de la Historia.
Si te ha gustado, puedes seguirme en mis redes sociales:
👉FACEBOOK
👉INSTAGRAM
Bibliografía:
Comentarios
Publicar un comentario