EL PRIMER IMPERIO BÚLGARO.

 Durante siglos, los Balcanes fueron un escenario de encuentros, confrontaciones y fusiones culturales entre pueblos indoeuropeos, tribus nómadas y potencias imperiales. De esta compleja marea de influencias surgió, en el siglo VII, uno de los estados más sólidos y duraderos del medievo europeo: el Primer Imperio Búlgaro. Forjado a sangre y acero a orillas del Danubio, esta entidad política se convertiría en un formidable rival del Imperio Bizantino, dejando un legado duradero en la historia de Europa oriental.


KHAN ASPARUH
KHAN ASPARUH RECIBIENDO TRIBUTOS DE TRIBUS DEL DANUBIO.


Los orígenes: una alianza de eslavos y protobúlgaros.

La génesis del Primer Imperio Búlgaro se remonta al año 681, cuando el kan Asparukh, líder de los protobúlgaros —un pueblo de raíces túrquicas procedente de la estepa póntica— cruzó el Danubio y se estableció al sur del río, en la región de la actual Dobruja. Allí, Asparukh consolidó una alianza con las tribus eslavas asentadas en la zona, creando una base de poder capaz de desafiar al Imperio bizantino.

Bizancio, debilitado por conflictos internos y la presión de otros frentes, no pudo contener el avance búlgaro. Tras ser derrotado, el emperador Constantino IV se vio obligado a firmar un tratado en 681 que reconocía la existencia del nuevo estado, marcando así oficialmente el nacimiento del Primer Imperio Búlgaro. Esta fecha, simbólicamente, se considera el origen del estado búlgaro y una de las pocas ocasiones en las que Bizancio reconoció la independencia de un poder emergente.

PRIMER IMPERIO BÚLGARO.


Consolidación y expansión territorial.

Durante las siguientes décadas, los kanes búlgaros se centraron en consolidar sus territorios. Bajo el liderazgo de gobernantes como Tervel, Krum y más tarde Omurtag, Bulgaria extendió sus dominios hacia el oeste y el sur, absorbiendo regiones de la actual Serbia, Macedonia y Tracia. A menudo en conflicto con Bizancio, los búlgaros demostraron no solo su destreza militar, sino también su capacidad para administrar y asimilar poblaciones diversas.

Uno de los momentos más destacados fue el reinado del kan Krum (803–814), célebre por su brutal pero efectiva administración y su victoria contra el emperador bizantino Nicéforo I en la batalla de Pliska (811). En aquel enfrentamiento, el ejército bizantino fue aniquilado y el propio emperador murió en combate, una de las pocas veces en la historia en que un emperador bizantino cayó en batalla. La leyenda cuenta que Krum hizo una copa con el cráneo de Nicéforo, símbolo de su dominación sobre el enemigo.


BATALLA DE PLISKA. 811.


Cristianización y auge cultural: Boris I y Simeón el Grande.

Uno de los hitos más importantes de la historia del Primer Imperio Búlgaro fue su cristianización oficial en el año 864, bajo el reinado de Boris I. Esta conversión fue tanto una decisión espiritual como política: permitía consolidar el poder del monarca, unificar a las poblaciones eslavas y búlgaras bajo una fe común, y mejorar las relaciones con Bizancio y con los poderes cristianos de Europa.

Sin embargo, Boris se esforzó por lograr una autonomía religiosa, resistiéndose a la subordinación directa al patriarcado de Constantinopla. Su hijo y sucesor, Simeón I (893–927), llevó a Bulgaria a su máximo esplendor. Formado en Constantinopla, Simeón era tanto un guerrero como un erudito. Durante su reinado, Bulgaria alcanzó su mayor extensión territorial y se consolidó como centro cultural eslavo.


PRIMER IMPERIO BÚLGARO
IMPERIO BÚLGARO CON BORIS I. 927


Simeón adoptó el título de “zar” (del latín Caesar), el primero en usarlo en el mundo eslavo, y se autoproclamó “zar de los búlgaros y los romanos”, desafiando directamente la supremacía imperial bizantina. En su corte floreció la Escuela Literaria de Preslav, en la que se desarrolló y difundió el alfabeto cirílico, basado en el glagolítico creado por los santos Cirilo y Metodio. Bulgaria se convirtió así en el corazón cultural del mundo eslavo ortodoxo, irradiando influencia sobre pueblos como los rusos y los serbios.

Decadencia y caída ante Bizancio.

Tras la muerte de Simeón I, el imperio comenzó un lento pero constante declive. Las disputas internas, las presiones externas —en especial de los magiares y pechenegos— y el renacimiento militar de Bizancio bajo la dinastía macedónica pusieron en jaque la estabilidad búlgara.

El emperador bizantino Basilio II, uno de los estrategas más destacados de la historia bizantina, dedicó gran parte de su vida a someter a Bulgaria. Tras una larga campaña que incluyó la célebre batalla de Clidio (1014), en la que miles de prisioneros búlgaros fueron cegados por orden de Basilio, el reino terminó por colapsar en 1018. Con ello, Bulgaria fue incorporada al Imperio Bizantino como tema o provincia, y Basilio se ganó el temido apodo de “Bulgaróctono” (el matabúlgaros).

Legado histórico.

A pesar de su caída, el legado del Primer Imperio Búlgaro fue profundo y duradero. No solo se convirtió en el primer estado eslavo ortodoxo plenamente desarrollado, sino que forjó una identidad cultural que perduró a través de los siglos. Su defensa frente a Bizancio, su papel en la difusión del cristianismo ortodoxo y del alfabeto cirílico, y su contribución a la cultura medieval eslava son hitos ineludibles en la historia europea.

En siglos posteriores, este legado sería reivindicado con fuerza durante el Segundo Imperio Búlgaro y, más tarde, en el renacimiento nacional del siglo XIX.


JOSÉ ANTONIO OLMOS GRACIA.


Policía local de profesión, desarrolla su cometido en la categoría de oficial en el municipio de Huesca, contando con más de 16 años de servicio y varias distinciones. A pesar de que su afán por la historia le viene desde pequeño, no fue hace mucho cuando se decidió a cursar estudios universitarios de Geografía e Historia en UNED y comenzar en el mundo de la divulgación a través de las redes sociales. Actualmente administra el blog elultimoromano.com así como páginas en Instagram y Facebook con el mismo nombre. Además, colabora con revistas, páginas, asociaciones, blogs relacionados con la divulgación histórica y es miembro de Divulgadores de la Historia.



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Bibliografía:




Historia Medieval (Siglos V-XII) Editorial Universitaria Ramón Arcés. J. Donado Vara, A. Echevarría Arsuaga.

Runciman, Steven. Historia de los Estados Búlgaros en la Edad Media. Ed. Alianza.

Obolensky, Dimitri. El mundo eslavo bizantino. Ed. Ariel.


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