JUAN LATINO, EL ESCLAVO QUE SE CONVIRTIÓ EN CATEDRÁTICO: UNA VIDA INCREÍBLE EN LA ESPAÑA DEL RENACIMIENTO.



En el corazón del Renacimiento español, cuando la sociedad se regía por jerarquías rígidas, prejuicios raciales y privilegios de cuna, emergió una figura única, casi legendaria. Era negro, africano, y esclavo. Sin embargo, acabó ocupando una cátedra en una universidad europea, casado con una mujer blanca y noble, escribiendo poesía en latín y recibiendo el respeto de nobles e intelectuales. Su nombre fue conocido en su tiempo, pero siglos después ha sido injustamente olvidado. Hoy, su historia resurge con fuerza: no como anécdota pintoresca, sino como símbolo de superación, inteligencia y humanidad.




DE ÁFRICA A GRANADA: UN CAMBIO DE DESTINO


Nació en algún lugar del África subsahariana en torno al año 1518. Su verdadero nombre original se ha perdido, como el de tantos otros que fueron arrancados de su tierra natal. Llegó a España como esclavo siendo apenas un niño, y terminó en Granada, en la casa del Gran Capitán Gonzalo Fernández de Córdoba, héroe de las campañas de Italia. En ese entorno aristocrático y militar, en pleno proceso de integración tras la conquista del Reino de Granada, comenzó a cambiar su destino.


Allí recibió una educación privilegiada, aprendiendo latín, gramática, retórica y filosofía junto a los hijos de la nobleza. En lugar de limitarse a las labores serviles, fue tratado como compañero de estudios del joven Fernando de Córdoba, con quien más tarde asistiría a las aulas de la Universidad de Granada. No fue simplemente un alumno brillante: fue excepcional. Su dominio del latín lo haría famoso, y su agudeza intelectual le abriría las puertas que ningún otro esclavizado había cruzado antes.


LA UNIVERSIDAD Y LA CONQUISTA DEL SABER


No hay precedente similar en la historia académica europea del siglo XVI. Un hombre de origen africano, nacido esclavo, llegó a obtener una cátedra universitaria, algo impensable en su contexto. A partir de 1556 ocupó la cátedra de Gramática en la Universidad de Granada, y desde allí enseñó latín y humanidades a estudiantes cristianos en una ciudad que aún digería la reciente expulsión de musulmanes y judíos.


Su figura destacaba no solo por el color de su piel, sino por su voz, por su oratoria, por la seguridad con la que exponía los clásicos latinos y los principios de la retórica renacentista. Fue, sin proponérselo, una revolución viviente: un desafío constante al orden establecido, a la noción de superioridad racial y a la limitación impuesta por el nacimiento.


UN POETA EN TIEMPOS DE GUERRA


Entre sus obras más notables se encuentra un extenso poema titulado Austrias Carmen, compuesto en 1573 para celebrar la victoria cristiana en la batalla de Lepanto. Con su estilo clásico, lleno de referencias mitológicas y ecos de Virgilio y Horacio, compuso un canto en honor a don Juan de Austria, el hermanastro del rey Felipe II. Era una poesía culta, elaborada, patriótica y a la vez profundamente humana.


Pero sus versos no solo fueron panegíricos. En ellos también se percibe la visión de un hombre consciente de su origen, de su condición y de las tensiones que le rodeaban. Entre los pliegues del verso latino se esconde la mirada de alguien que vivió entre dos mundos: el de la sumisión y el del saber, el del prejuicio y el del respeto ganado.


AMOR Y ESCÁNDALO EN GRANADA


Uno de los episodios más sorprendentes de su vida fue su relación con Ana de Carleval, una mujer blanca, culta y de familia noble. Contra toda expectativa —y la oposición de muchos— se casaron. Este matrimonio fue visto como un escándalo por la sociedad granadina, tan marcada por la limpieza de sangre y las divisiones étnicas.


Y, sin embargo, la unión se mantuvo. Juntos tuvieron hijos y formaron un hogar, demostrando que las barreras que parecían inamovibles podían romperse con decisión y coraje. Fue también una victoria personal: no solo había conquistado el respeto académico, sino también el derecho a amar y formar una familia con quien él eligiera, sin importar su origen.


UNA VIDA OLVIDADA, UN LEGADO QUE PERDURA


Tras su muerte, en torno a 1597, su nombre fue poco a poco sepultado por el polvo del tiempo. El siglo XVII lo rescató fugazmente en una comedia escrita por Diego Jiménez de Enciso, titulada precisamente Juan Latino, pero después su rastro casi desapareció.


No fue hasta el siglo XX que algunos historiadores, asombrados por su figura, comenzaron a rescatar su historia. Hoy, en pleno siglo XXI, su ejemplo resulta más relevante que nunca. No por el exotismo de su biografía, sino por lo que representa: la dignidad del ser humano por encima de su condición, la fuerza de la educación como herramienta de libertad, y la posibilidad de abrir caminos nuevos incluso en los contextos más adversos.





UN NOMBRE PARA RECORDAR


Su vida desafía los relatos simples. Fue esclavo y maestro, africano y europeo, negro y humanista, marginado y celebrado. La suya no es solo una historia de éxito personal, sino una lección de historia viva: un recordatorio de que incluso en los márgenes del poder pueden nacer gigantes.


Recordarlo no es un acto de nostalgia, sino de justicia. Porque detrás del silencio que ha envuelto su figura durante siglos, hay una voz que aún merece ser escuchada.


JOSÉ ANTONIO OLMOS GRACIA.


Policía local de profesión, desarrolla su cometido en la categoría de oficial en el municipio de Huesca, contando con más de 17 años de servicio y varias distinciones. A pesar de que su afán por la historia le viene desde pequeño, no fue hace mucho cuando se decidió a cursar estudios universitarios de Geografía e Historia en UNED y comenzar en el mundo de la divulgación a través de las redes sociales. Actualmente administra el blog elultimoromano.com así como páginas en Instagram y Facebook con el mismo nombre. Además, colabora con revistas, páginas, asociaciones, blogs relacionados con la divulgación histórica y es miembro de Divulgadores de la Historia.



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Sánchez Romero, Antonio. Juan Latino: esclavo y humanista del Renacimiento. Granada: Universidad de Granada, 1999.

Domínguez Ortiz, Antonio. La esclavitud en la España moderna. Madrid: Editorial Historia, 1985.


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