EL SITIO DE JERUSALÉN EN LA PRIMERA CRUZADA
ANTECEDENTES
El 27 de Noviembre de 1095, el papa
Urbano II establece la primera cruzada en el Concilio de Clermont. Esta vino
determinada por la petición de ayuda del emperador bizantino Alejo I Comneno,
alarmado tras la invasión de los turcos selyúcidas, que bajo su rey Alp Arsaln,
infringieron una dura derrota a los bizantinos en Manzikert en el 1071,
consolidando sus dominios del antiguo Califato Abasí, y penetrando en Anatolia
(actual Turquía) dejando a los imperiales solo con algunas zonas costeras y
estableciendo posteriormente el Sultanato de Rum. A esto se le sumo la
intención de recuperar la Tierra Santa como motivo religioso, lo que atrajo a
miles de fieles y dotó de legitimidad a la causa, prometiendo indulgencias a
quien partiese a recuperar Jerusalén e inmunidad política a los nobles que
dejaban atrás sus territorios, que asi verían como el papado protegía sus
feudos de posibles ataques mientras ellos no estuviesen presentes. Otro factor
fue el de acabar con las constantes guerras internas que se sucedían en la
Europa feudal y que debilitaban tanto a monarquías, Papado y campesinado, que
asistía a como los diferentes nobles batallaban entre si destrozando sus aldeas
y cosechas, creando un clima hostil por toda Europa. Ademas, el papado, con
Gregorio VII a la cabeza, andaba inmerso en una encarnizada guerra política con
el emperador del Sacro Imperio Germanico por ver a quíen le correspondía el
control supremo sobre la cristiandad, vio una oportunidad de refirmarse frente
a este. Con esto, la petición de ayuda del emperador del Imperio Romano de
Oriente le vino de perlas. Viendo el éxito de la lucha contra el infiel en la
península ibérica, donde se había recuperado Barbastro en 1064 o Toledo en
1085, animo al Papa a decretar la cruzada, con la que además podría ampliar su
poder con la fundación de nuevas (o recuperación de las antiguas) sedes
episcopales en Tierra Santa, mas aun cuando en 1054 se produjo el definitivo
cisma entre los cristianos orientales y occidentales, lo que supondría rodear a
los primeros.
Por otra parte, la instauración en los
diferentes estados europeos del mayorazgo, por el cual ya solo heredaban los
primogénitos, dejaba a muchos nobles de segunda sin tierras y en una situación
precaria, lo que facilitaba su reclutamiento con el fin de obtener no solo
honor y gloria, si no tierras que gobernar.
Tras el citado concilio, proclamación de
la cruzada, tuvo un éxito abrumador. Miles de personas, desde nobles a
campesinos, se adhirieron de todas partes de Europa a combatir. Tanto es así,
que incluso antes de la partida de la cruzada oficial, por asi llamarla, se
creo una especie de ejercito de campesinos comandados por Pedro el Ermitaño que
se dedico a predicar y reclutar gente y en 1906 partieron por tierra hacia
Tierra Santa 40.000 personas, atravesando toda Europa. El ejército estaba
compuesto por hombres malnutridos, analfabetos, con nula experiencia militar y
armamento, junto con mujeres y niños. Los desmanes comenzaron pronto, saqueando
y cometiendo todo tipo de tropelías por los estados europeos mientras
perseguían a judíos allá por donde pasaban, sin embargo su primer gran choque
fue al atravesar el reino de Hungría, donde el rey Colomán, tuvo que
escoltarlos primero, ante las noticias que habían llegado, y posteriormente
derrotarlos batalla, debido a que estos asaltaron la ciudad de Zimony y
pusieron sitio a la fortaleza de Moson. Así llegaron a Constantinopla 30.000
hombres, donde Alejo, horrorizado por el ejército que llegaba a sus puertas les
facilito rápidamente barcos para cruzar el Bósforo, ya que el emperador pensaba
que desde Europa solo se enviarían contigentes mercenarios para prestar auxilio
a su propio ejército. Una vez allí, y desoyendo los consejos de esperar
refuerzos, la cruzada se dividió en 2, logrando una pequeña victoria en
Xerigordon, pero dejando la retaguardia desguarnecida debido a la experiencia
militar, siendo masacrados semanas después. El 21 de Octubre de 1096, el resto
del ejercito de Pedro el Ermitaño, unos 20.000 hombres, sufrió una emboscada en
un desfiladero en la batalla de Civetot, donde fueron masacrados en cuestión de
minutos y de la que solo 3000 hombres volvieron a duras penas a Constantinopla,
donde Pedro se enroló como capellán de la cruzada oficial y el resto se
distribuyó entre los ejércitos profesionales.
La cruzada oficial, presidida por el
legado papal, se compuso de hombres de armas al frente de los cuales se
colocaron numerosos nobles europeos. Aunque sin duda una de sus motivaciones
era la religiosa, ya hemos hablado de cómo las consideraciones políticas
también tuvieron su peso, viendo con muy buenos
ojos la obtención de tierras a costa de musulmanes o bizantinos.
Evidentemente, también hay que tener en cuenta el hecho del espíritu
aventurero, las ansias de botin o simplemente el acuerdo de vasallaje que unia
a muchos de estos hombres respecto a su señor que partía a la cruzada.
Este ejercito, compuesto por entre 30.000-60.000 personas, fue llegando a Constantinopla según las rutas que cada cual tomaba debido a su diferente procedencia.
El primer grupo, compuesto por caballeros de origen lorenés y flamenco, estaba
comandado por Godofredo de Bouillón junto con sus hermanos Balduino y Eustaquio y se dirigió a Constantinopla a través de Alemania y Hungría.
El segundo grupo estaba compuesto por caballeros normandos septentrionales
comandados por Hugo de Vermandois, hermano del rey Felipe I de Francia y que llevaba el estandarte papal, Esteban II de Blois, cuñado del rey Guillermo II de Inglaterra, por el conde Roberto II de Flandes y
por Roberto II de Normandía dirigiéndose a Constantinopla
vía marítima partiendo desde la ciudad italiana de Bari.
El tercer grupo lo componían los caballeros normandos meridionales a cuyo
frente se encontraba Bohemundo de Tarento junto con su
sobrino Tancredo que tras reunirse con los normandos
septentrionales partieron juntos hacia Constantinopla.
El cuarto grupo estaba compuesto por caballeros occitanos dirigidos
por Raimundo de Tolosa y a quien acompañaba Ademar de Le Puy, legado pontificio y jefe
espiritual de la expedición. Este contingente se dirigió a Constantinopla
atravesando Eslovenia y Dalmacia.
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Ruta de los cuatro ejércitos cruzados. |
SITUACIÓN
GEOPOLÍTICA.
Por un lado el Imperio
Romano de Oriente, que además de la amenaza de pechenegos, húngaros y eslavos
por el norte, y normandos del sur de Italia que les atacaban por los Balcanes y
las islas de adriático y Egeo, habían visto cómo los turcos selyúcidas se
habían colado en toda la península anatólica tras la batalla de Manzikert en
1071. Los turcos selyúcidas, musulmanes sunitas que además de instalarse en
Anatolia y haber formado un reino independiente llamado sultanato de Rum (Rum
significa Roma) habían conquistado Persia, Siria, Arabia y Palestina. Estos
turcos, aun formando un gran estado desde Asia hasta el Levante, siguieron
usando el sistema de castas tribales repartiéndose el territorio en múltiples
estados y emiratos, lo que hacia que estuviese muy poco cohesionado, siendo una
de las circunstancias que aprovecharon los cruzados.
Los fatimíes, musulmanes
chiitas que gobernaban la zona de Egipto y que habían perdido sus territorios
en Levante, Siria y Arabia a manos de los turcos, les vino de perlas la
invasión cruzada, llegando a suministrar caballos y pertrechos a través de
Alejandría.
Por último, el pequeño reino
de Cilicia en el sureste de Anatolia, se formó e independizó, tras la entrada
de los turcos en la península, por población armenia venida del norte y que
pasaría a manos de Balduino de Boulogne en 1097 formando el primero de los
llamados Estados Latinos, el condado de Edesa.
LA CRUZADA
Tras reunirse en las inmediaciones de Constantinopla, los respectivos jefes de los ejércitos se reunieron con el emperador Alejo, que no se fiaba mucho de las intenciones cruzadas, por lo que les exigió un vasallaje a todos y que las tierras recuperadas y que hubiesen pertenecido al imperio fuesen devueltas, ofreciendo a cambio apoyo logístico y cobertura en la retaguardia de los ejércitos que debían realizar un largo avance por tierras enemigas. Esto fue aceptado a regañadientes, aunque como veremos tuvo poca validez. En cuanto al vasallaje, el único que no aceptó, Raimundo de Tolosa, sería el único que finalmente se lo rendiría. Tras esto, a principios de mayo de 1097 los ejércitos cruzados cruzan el estrecho del Bósforo y se dirigen a Nicea, importante ciudad bizantina al oeste de Anatolia y en poder de los turcos selyúcidas tras la batalla de Manzikert, a la que sitiaron desde el 14 de mayo. Esta ciudad era una importante fuente de comercio y aprovisionamientos de los bizantinos y por suerte, al haber sido perdida recientemente, su población seguía siendo griega, por lo que ante el asedio esta les sería favorable. Sin embargo, la ciudad estaba situada a orillas de un lago, lo que permitiría a los defensores obtener pertrechos a través de este, por lo que los cruzados tuvieron que dividirse los 8 kilómetros de muralla de la ciudad y con la ayuda de los bizantinos, que proporcionaron barcos ligeros con lo que frenar el trasiego por el lago, hicieron que los turcos decidieran rendirse. Aquí los bizantinos jugaron muy bien sus cartas, pues negociaron unilateralmente con los turcos la entrega de la ciudad a cambio de perdonarles la vida, mientras sus tropas fingían que mantenían el asedio. El día 19, cuando se estaba produciendo el asalto final, los cruzaron pudieron divisar las banderas imperiales ondeando en las torres, ya que aunque los bizantinos intentaron fingir que habían capturado la ciudad durante el asalto, los cruzados se dieron cuenta de la traición, lo que les irritó bastante y supondría un hito en las relaciones y acciones futuras con sus aliados griegos a pesar de que el emperador intentó obsequiarles con parte del botín conseguido.
Tras esto, los cruzados siguieron su camino por Anatolia
no sin dificultades, pues los turcos les hostigaban por un terreno duro y
desértico en pleno verano mientras las provisiones escaseaban, por lo que los
cruzados decidieron avanzar en dos columnas. Una columna al mando de Bohemundo
de Tarento, avanzaba por delante para ir abriendo paso, y el 1 de Julio, tras
acampar cerca de Dorilea, el sultán Kilij Arslán, atacó el campamento cercando
a los cruzados. Aquí se dieron de bruces por primera vez con las tácticas
turcas de combate, mientras los cruzados aguantaban, los arqueros a caballo y
caballería ligera les hostigaban sin piedad, retirándose cada vez que los
cristianos les perseguían. Pero gracias a la buena disposición del campamento,
junto a unos manantiales de agua, les permitió aguantar mientras llegaba la
segunda columna, que hizo su aparición en el momento oportuno, pues consiguió
rodear al ejército enemigo impidiéndoles desarrollar sus tácticas y
aniquilarlo. A partir de esta derrota, los turcos se retiraron a la meseta
central de Anatolia desde donde lanzaban incursiones de hostigamiento pero sin
presentar batalla. Cuando llegaron al reino armenio de Cilicia, Balduino de
Boulogne decidió separarse para adentrarse en el reino con el fin de entablar
conversaciones diplomáticas, ya que durante el asedio de Nicea, había entablado
amistad con un armenio. Una vez arribado a la capital, Edesa, conoció al rey
ortodoxo Thoros de Edesa, que vio en Balduino y sus tropas una oportunidad de
supervivencia, pues el pequeño reino estaba rodeado de territorios turcos y su
integridad peligraba. Por ello lo nombro su sucesor a cambio de su ayuda contra
los turcos, oferta que Balduino no dudo en aceptar. Pero designios del destino,
a los pocos días, una revuelta ciudadana estallo en la ciudad contra su gobernante,
que pidió entonces ayuda a Balduino, pero este se negó a ofrecérsela sabedor de
que así llegaría al poder sin mover un dedo. Así, en marzo de 1098, Balduino se
convirtió en el primer conde de Edesa, fundando el primer estado latino de
Tierra Santa. En los años posteriores se dedicaría a afianzar su poder en la
zona y enviar recursos al resto de la cruzada que siguió su avance hacia
Jerusalén, aunque como veremos, a Balduino le esperaba un prometedor futuro.
La columna de Raimundo siguió su camino y junto a unos 500 caballeros, avanzaron hasta la región de Antioquía, donde comenzaron a tomar castillos mientras el grueso del ejercito avanzaba por Armenia. El trayecto era duro, debido a que la orografía de la zona es muy abrupta y las bajas fueron considerables hasta que llegaron por fin a las costas de Palestina. Aquí encontraron un alivio, ya que estados italianos como Pisa o Venecia, enviaron navíos con hombres y suministros para apoyar la expedición. Con las fuerzas renovadas, se decidió tomar por completo Antioquía y sitiar la ciudad. La empresa era importante, Antioquía era una de las ciudades más grandes de la época y los turcos no estaban dispuestos a perderla sin más. Además de la amplitud de la ciudad, esta se encontraba entre una colina y una llanura aluvial, lo que dificultaba más aun poder establecer un cerco entero. El gobernante de la ciudad, Yaghi Siyan, solicitó refuerzos a los emiratos colindantes de Damasco, Mosul y Alepo, que enviaron tropas para guarecer la ciudad. Ante la imposibilidad de tomarla por asalto, los cruzados decidieron comenzar el asedio, que en principio no tuvo mucho efecto, ya que no podían abarcar todo el perímetro de la misma, a lo que se sumaban las salidas de los defensores para hostigar a los sitiadores. En invierno se tuvo que levantar parte del asedio a la espera de mejores condiciones climatológicas, pero esto permitió que el emir de Mosul tuviese tiempo de formar un ejercito de socorro que partió en primavera para enfrentar a los cruzados. Ante la amenaza de quedar encasillados entre la ciudad y el ejercito truco, decidieron apremiar la toma. Por suerte encontraron un desertor en la ciudad que les permitió escalar la muralla y entrar en la ciudad. Sin embargo la victoria todavía no había llegado. El hijo del gobernador se atrinchera con sus tropas en la ciudadela, lo que permite la llegada del ejercito de socorro del atabeg de Mosul y que los sitiadores, se conviertan en sitiados.
Con esta situación, fueron muchos los cruzados que desertaron y se unieron a Esteban de Blois, que había desertado unos días antes y se dirigía a Constantinopla de vuelta, encontrando por el camino a em emperador Alejo, a quien convenció de que la situación estaba perdida, por lo que decidió también dar media vuelta y volver a su capital. Esto sería interpretado posteriormente por los cruzados como una traición y dieron por roto el acuerdo de devolver los territorios conquistados a los bizantinos, por lo que a partir de ahora, se quedarían con todas las conquistas. El cerco aguantó hasta el 28 de junio, fecha en que los cruzados realizaron una salida tras encontrar, supuestamente en la ciudad la lanza de Longinos, que llevaron al frente en la batalla, derrotando a los turcos y dispersando el sitio. Se acabo de tomar la ciudadela y se aseguró la ciudad, que fue reclamada por Bohemundo y se realizaron preparativos para que la cruzada prosiguiera hacia Jerualén a finales de año. La columna, al mando de Raimundo de Tolosa tomó el camino de la costa que fue mas fácil que el periplo por Antioquía, pues las ciudades costeras iban rindiéndose conforme avanzaban los cruzados, en parte por que no podían defenderse, por que gran parte de sus poblaciones estaban constituidas por cristianos y judíos, o por que sus gobernantes turcos veían bien que los cruzados tomasen Jerusalén en manos de enemigos, pues la ciudad santa no estaba gobernada por turcos, si no por la dinastía fatimí de Egipto, un califato que se escindió del antiguo califato abasí. El 7 de Junio el ejercito comenzó el cerco y la primera medida de los fatimíes, fue expulsar a cristianos de la ciudad para tener más provisiones y evitar posibles traiciones. 03.17
EL
ASEDIO A JERUSALÉN.
La ciudad de Jerusalén era uno de los mayores
baluartes de la época. Las murallas de la ciudad habían sido ampliadas y
mantenidas desde tiempos de Adriano por bizantinos, omeyas y fatimíes. Además
estaba rodeada por valles excepto en la parte la parte oeste, que pasaba por la
colina de Sion y una parte del flanco norte, tenían algo de terreno favorable
para los atacantes. La ciudadela se encontraba bajo las murallas del oeste, por
lo que un asalto por ese lado, obligaba a tomarla también si se quería acceder
al centro de la ciudad. En cuanto a las provisiones, aunque no existían
manantiales dentro de las murallas, grandes cisternas aseguraban el suministro
durante un largo periodos de tiempo, lo que unido a la expulsión de gran parte
de la población cristiana, otorgaba mas tiempo a los defensores, que también
contaban con un sistema de alcantarillado de época romana que prevendría de
posibles epidemias. La defensa la capitaneaba el gobernante fatimí Iftikhar
al-Dawla, que contaba con una importante guarnición de tropas árabes y
sudanesas, seguramente superior al numero de asaltantes. El 7 de Junio comenzó
el sitio de la ciudad. Los cruzados habían visto como del imponente ejercito que
partió de Constantinopla, se había reducido hasta contar solo con unos 1.500 caballeros
y unos 12.000 infantes. Este hecho, unido a la imposibilidad de rodear por
completo la ciudad y que la fuente de agua accesible mas cercana se encontraba
a unos 10 kilómetros, donde los musulmanes podían tenderles emboscadas y
hostigarlos, pronto hicieron que el asedio se tornara mas penoso para
sitiadores que para sitiados, era evidente que la ciudad tendría que ser tomada
rápidamente por asalto, pero tampoco contaban con maquinas suficientes para
realizarlo.
El 13 de Junio se intento el primer asalto, y aunque
consiguieron apostar las escalas en las murallas, al poseer un numero escaso de
estas, no se pudieron enviar tantos hombre a la vez como se requería y, tras
unas horas, se ordeno finalizar la contienda.
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Asalto a las murallas de Jerusalén. |
Pero su suerte por fin cambiaria, ya que el 17 de
Junio, 6 barcos ingleses atracaron en el cercano puerto de Jaffa para traer
suministros, lo que unido al hallazgo de una fuente de madera en los bosques de
Samaria, permitieron a los cruzados construir maquinas de asedio suficientes para
intentar un nuevo asalto con garantías. Además de escalas, se construyeron dos castillos
móvil dotado de catapultas. Pero la construcción llevaba su tiempo, algo que
escaseaba para los asaltantes, ya que escaseaba el agua y cada vez que se
mandaba una expedición para abastecerse, eran hostigados por los musulmanes.
También comenzaron las disputas entre los príncipes por el futuro de la ciudad,
lo que unido a las penurias y el abatimiento por el fracaso del primer asalto,
comenzaron a hacer mella en la moral de las tropas, llegando incluso a desertar
un grupo de ellas. Pero esto no era todo, a principio de Julio, se informo de
que un ejercito de socorro había partido de Egipto; si llegaba antes de tomar
la ciudad, los cruzados serian masacrados. Con esta noticia, el 6 de julio, los
cruzados, incitados por el sacerdote Pedro Desiderio, que manifestaba haber
tenido una visión, comenzaron una un ayuno y una marcha descalzos en procesión
por las murallas de Jerusalén con la promesa de que en 9 días la ciudad caería.
El día 10, con las torres acabadas, se situaron una
en la muralla norte, otra en la oeste y una mas pequeña en la esquina entre las
dos. Los cruzados habían recobrado la moral tras las procesiones y las predicaciones
de sus sacerdotes. Los siguientes días se emplearon en rellenar las zanjas
frente a las murallas para poder acercar los castillos de asalto y el día 14,
tras duros combates para realizar la tarea, comenzó el asalto. La torre norte,
dirigida por Godofredo, consiguió adosarse a la muralla y tender un puente por
que pronto los cristianos comenzaron a tomar las murallas, haciendo retroceder
a los musulmanes que se veían desbordados, por lo que intentaron fortificar la
mezquita de al-Aqsa, pero la furia de los cruzados, que ya se encontraban desbocados
e imparables, hizo que no les diese tiempo. Aunque la parte de Raimundo, la
muralla oeste, siguió resistiendo, al llegar la tarde Iftikhar se dio cuenta de
que no valía la pena aguantar la posición, ya que la parte norte estaba
totalmente copada, y que prolongar la defensa solo supondría acabar rodeado,
por lo que se retiro a la ciudadela, la Torre de David, donde tras negociar con
Raimundo por su vida y un cuantioso rescate, acabo rindiéndola. Estos serían
los pocos musulmanes que se salvarías. La ciudad ya estaba perdida y los
cruzados, totalmente descontrolados, comenzaron un brutal saqueo acompañamiento
del asesinato de cuanto se encontraban, sin diferenciar el credo ni respetar
pactos, ya que en la mezquita de al-Aqsa, donde los musulmanes se habían
rendido a Godofredo, fue asaltada y se masacro a todos los defensores que allí
esperaban ser desalojados a cambio de un rescate. A los judíos, que se refugiaron
en la sinagoga principal, se les considero traidores y aliados de los
musulmanes, por lo que se prendió fuego al edificio con todos dentro, muriendo
toda persona que se encontraba en el interior. Se discute mucho sobre las
cifras de muertos, pero la verdad es que la ciudad quedo libre de judíos y
musulmanes, lo que origino gran conmoción tanto en el mundo musulmán como en
el cristiano. Los musulmanes, en principio habían aceptado la presencia de los
nuevos cristianos en la zona, pero la masacre realizada les hizo cambiar de
opinión, y desde entonces se decidieron a expulsarlos, los que desencadenaría
nuevas cruzadas y luchas durante dos siglos, hasta que en 1302, tras perder la
fortaleza de Arwad, finalizo los 2 siglos de presencia cristiana en la zona.
273
CONSECUENCIAS
Con la finalización de la cruzada, comenzó el
establecimiento de los diferentes estados latinos en la zona de Levante, siendo
estos el condado de Edesa, ocupado por Balduino de Boulogne, el principado de
Antioquía, con Bohemundo de Tarento, el condado de Trípoli, con Raimundo de de
Tolosa y el reino de Jerusalén, donde comenzó reinando Godofredo de Bouillon,
que no acepto el título de rey al parecerle impío, adoptando el título de
Protector del Santo Sepulcro, aunque a su muerte, le sucedió su primo, Balduino
de Le Bourg, conde de Edesa, que sí adopto el titulo de rey. Durante el reinado
de Balduino I, se estableció un patriarcado latino en la ciudad y se ampliaron
las fronteras con la toma de Acre, Beirut o Sidón, mientras ejercía de señor
sobre los demás estados que le rendían vasallaje. Se repobló la ciudad con
cristianos nativos y las republicas italianas de Pisa, Génova y Venecia, se
hicieron con el control del comercio. Como hemos visto, los musulmanes no
habían visto una grave amenaza en la cruzada y el establecimiento de estos
estados latinos, pero la masacre de Jerusalen, enervo a los musulmanes de la
zona que pronto recorrieron a la yihad. En 1144, el atabeg de Mosul, Nur al Din,
ya había reconquistado Edesa, lo que desencadeno la segunda cruzada. A lo largo
de los años posteriores, se irían sucediendo cruzadas mientras los musulmanes
recortaban territorios a los cristianos, sin que ninguna de ellas tuviese un
resultado positivo, hasta que en 1291 cayo la ultima ciudad en manos
cristianas, Acre.
En esta larga lucha, surgieron las famosas ordenes
militares, como los Templarios, o la orden Teutónica, que servirían como primer
escudo contra los musulmanes ante la dificultad de reclutar nuevas tropas por
los estados latinos, rodeados de enemigos.
Policía local de profesión, desarrolla su cometido en la categoría de oficial en el municipio de Huesca, contando con más de 16 años de servicio y varias distinciones. A pesar de que su afán por la historia le viene desde pequeño, no fue hace mucho cuando se decidió a cursar estudios universitarios de Geografía e Historia en UNED y comenzar en el mundo de la divulgación a través de las redes sociales. Actualmente administra el blog elultimoromano.com así como páginas en Instagram y Facebook con el mismo nombre. Además, colabora con revistas, páginas, asociaciones, blogs relacionados con la divulgación histórica y es miembro de Divulgadores de la Historia.
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Bibliografía:
- Historia Medieval (Siglos V-XII) Editorial Universitaria Ramón Arcés. J. Donado Vara, A. Echevarría Arsuaga.
- Runciman, Steven (1951). The History of the Crusades Vol 1 : The first crusade and the foundation of the Kingdom of Jerusalem. Cambridgge: Cambridge University Press.
- Histocast 68. La primera cruzada.
- Gesta francorum.
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