LA ORDEN DE SANTIAGO.
La Orden de Santiago es una de las órdenes militares más importantes de la historia de España. Surgió en el siglo XII en el contexto de la Reconquista, con el propósito de proteger a los peregrinos que viajaban a Santiago de Compostela y luchar contra los musulmanes en la península ibérica. Con el tiempo, la orden evolucionó hasta convertirse en una institución nobiliaria y religiosa de gran prestigio, estrechamente vinculada a la monarquía española.
La orden tiene su origen en el siglo XII, cuando la península ibérica estaba dividida entre los reinos cristianos del norte y los territorios musulmanes del sur. La necesidad de proteger a los peregrinos en el Camino de Santiago llevó a la formación de milicias que, poco a poco, adoptaron una estructura similar a la de las órdenes militares nacidas en Tierra Santa, como los Templarios y los Hospitalarios.
En 1170, un grupo de caballeros castellanos recibió el respaldo del rey Fernando II de León para constituir una orden que combinara la vida militar con la espiritualidad cristiana. Inicialmente, esta orden fue conocida como la "Orden de los Fratres de Cáceres", pues su primera base estuvo en esta ciudad. En 1175, el papa Alejandro III aprobó la orden a través de la bula Benedictus Deus, otorgándole plena legitimidad eclesiástica. Desde entonces, adoptó el nombre de Orden de Santiago, en honor al apóstol Santiago el Mayor, patrono de España.
Durante los siglos XII y XIII, la orden tuvo un papel fundamental en la Reconquista. Participó en numerosas campañas militares, especialmente en los territorios de Castilla, León y Extremadura. Su contribución fue clave en la conquista de importantes plazas como Cuenca, Trujillo y Badajoz. Como recompensa, los reyes cristianos otorgaron a la orden vastas propiedades, convirtiéndola en una de las instituciones más ricas y poderosas de la época.
A finales del siglo XIII, la orden contaba con un vasto patrimonio distribuido en señoríos, castillos, aldeas y encomiendas. Su principal centro de operaciones estaba en el monasterio de Uclés (Cuenca), que se convirtió en su sede central y lugar de residencia de los maestres de la orden.
La orden tenía una jerarquía bien definida. Su máxima autoridad era el Maestre, elegido por los caballeros de la orden. Bajo su mando estaban los comendadores, encargados de administrar las encomiendas, y los caballeros, que tenían la obligación de combatir y defender los territorios de la cristiandad. Además, la orden contaba con miembros eclesiásticos que se ocupaban de la espiritualidad y la gestión religiosa de sus dominios.
Desde el punto de vista espiritual, la orden adoptó la regla de San Agustín y mantenía una vida monástica combinada con la actividad militar. A diferencia de otras órdenes, como los Templarios o los Hospitalarios, los caballeros de Santiago podían casarse, lo que les permitía mantener una fuerte vinculación con la nobleza castellana.
A finales del siglo XV, los Reyes Católicos decidieron asumir el control de las órdenes militares para consolidar el poder de la monarquía. En 1493, lograron que el papa Inocencio VIII concediera a Fernando II de Aragón el título de administrador perpetuo de la Orden de Santiago. Este hecho marcó el fin de la independencia de la orden, que quedó bajo la tutela de la Corona española.
A partir del siglo XVI, la orden dejó de desempeñar un papel militar activo y se convirtió en una institución nobiliaria. Ser caballero de Santiago pasó a ser un símbolo de prestigio y distinción social. La monarquía utilizó la orden para premiar a nobles y militares destacados, otorgándoles el hábito como reconocimiento a sus servicios.
Con la desaparición de la amenaza musulmana y la consolidación del poder real, la Orden de Santiago perdió su función militar y quedó relegada a un papel honorífico. Durante el siglo XIX, con la desamortización de Mendizábal y la abolición de los señoríos, la orden perdió la mayor parte de sus bienes. En 1873, durante la Primera República Española, fue oficialmente disuelta, aunque fue restaurada en 1874 con la Restauración borbónica.
Hoy en día, la Orden de Santiago sigue existiendo como una orden honorífica de carácter nobiliario y religioso. Depende del Consejo de las Órdenes Militares, presidido por el rey de España, y sus miembros deben demostrar linaje noble y méritos personales para ser admitidos.
JOSÉ ANTONIO OLMOS GRACIA.
Policía local de profesión, desarrolla su cometido en la categoría de oficial en el municipio de Huesca, contando con 16 de servicio y varias distinciones. A pesar de que su afán por la historia le viene desde pequeño, no fue hace mucho cuando se decidió a cursar estudios universitarios de Geografía e Historia en UNED y comenzar en el mundo de la divulgación a través de las redes sociales. Actualmente administra el blog elultimoromano.com así como páginas en Instagram y Facebook con el mismo nombre. Además, colabora con revistas, páginas, asociaciones, blogs, podcast y es miembro de Divulgadores de la Historia.
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Bibliografía:
López Fernández, Manuel (2009). «El origen de la Mesa Maestral en la Orden de Santiago». Serie III, H.a Medieval. Espacio, Tiempo y Forma 22: 123-151
Ayala Martínez, Carlos (2007). Las órdenes militares hispánicas en la Edad Media (siglos XII-XV) (1ª edición). Madrid: Marcial Pons, Ediciones de Historia S.A. y Latorre Literaria.
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