LA MONARQUÍA ROMANA.




La monarquía romana fue el período inicial de la historia de Roma, que tradicionalmente se sitúa entre el año 753 a.C. (fecha legendaria de la fundación de Roma por Rómulo) y el año 509 a.C., cuando el último rey, Lucio Tarquinio el Soberbio, fue derrocado y se instauró la República Romana.

Durante esta, el poder estaba concentrado en manos de un rey, quien gobernaba con la asistencia de un consejo de ancianos, el Senado, y ejercía autoridad tanto política como religiosa y militar. Los reyes eran elegidos de manera vitalicia, aunque había algunas restricciones hereditarias. Según la tradición, Roma fue gobernada por siete reyes: Rómulo, Numa Pompilio, Tulio Hostilio, Anco Marcio, Tarquinio el Soberbio, y otros dos.

El período monárquico de Roma está envuelto en leyendas y mitos y la información sobre él es en gran parte fragmentaria y se basa en fuentes antiguas escritas mucho después de los eventos que describen. Por lo tanto, es difícil separar la historia real de la mitología y la propaganda. Sin embargo, durante este período se establecieron muchas de las instituciones y prácticas que posteriormente definirían a la República romana y al Imperio romano.




LOS 7 REYES.



RÓMULO.








Aunque la visión de Roma se centra en la República y si te todo en el Imperio, hay que recordar que si historia comenzó como una pequeña ciudad que fue gobernada por una serie de reyes, muchos de ellos envueltos entre la leyenda y la realidad. El primero de ellos fue el mítico Rómulo.

Rómulo, el legendario fundador de Roma, es una figura envuelta en la bruma de la mitología y la historia antigua. Su relato se entrelaza con mitos y hechos, desafiando la separación clara entre la realidad y la fantasía. Aunque las fuentes varían y la certeza histórica es esquiva, la figura de Rómulo sigue siendo un pilar en la construcción del mito fundacional de la ciudad eterna.

Según la leyenda, Rómulo y su hermano gemelo Remo fueron abandonados en un cesto en las aguas del río Tíber y criados por una loba. Esta narrativa, que mezcla lo humano con lo divino, simboliza el origen misterioso y divino de Roma, añadiendo una capa de misticismo a su fundación. La dualidad de la loba, representando tanto la ferocidad como la maternidad, refleja la complejidad inherente a la ciudad que Rómulo estaba destinado a establecer.

Rómulo, luego de un tumultuoso inicio, fundó Roma en el 21 de abril del 753 a.C., marcando el inicio de una epopeya que perduraría a través de los siglos. Su liderazgo se asoció con la creación de instituciones fundamentales, como la del Senado y la división en tribus. La construcción del primer muro alrededor de Roma, conocido como el "Pomerium", estableció los límites sagrados de la ciudad y simbolizó la transición de una comunidad nómada a una entidad urbana con raíces profundas.

No obstante, la figura de Rómulo también está teñida de sombras. Su supuesto papel en la muerte de su hermano Remo, durante una disputa sobre la ubicación de la nueva ciudad, plantea preguntas sobre la naturaleza del poder y la lealtad. ¿Fue Rómulo un líder pragmático dispuesto a sacrificar incluso a su propia sangre por el bien común, o hay más en esta historia de lo que conocemos?
La desaparición final de Rómulo es otro misterio que alimenta la leyenda. La versión más conocida sugiere su ascensión a los cielos, fusionándose con los dioses en un acto de divinidad que subraya la conexión entre el líder y lo trascendental. ¿Fue esta una estrategia política para consolidar su legado, o una reflexión de la creencia en la deificación de los líderes?

La figura de Rómulo, aunque difícil de separar entre la realidad y la mitología, ha perdurado a través de los siglos como un símbolo del ingenio humano, la ambigüedad moral y la capacidad de dar forma a la historia con la fuerza de la imaginación. Más allá de la certeza histórica, Rómulo se mantiene como el fundador legendario que, con un gesto audaz y visionario, sembró las semillas de lo que llegaría a ser la grandeza de Roma. Su legado, ya sea como líder pragmático o mito encarnado, sigue vivo en la trama misma de la ciudad que él, de alguna manera, ayudó a crear.


NUMA POMPILIO.






Numa Pompilio, el segundo rey legendario de Roma, emerge como una figura que contrasta con la imagen guerrera de su predecesor y cuñado, Rómulo. Su reinado, que según la tradición duró desde aproximadamente el 715 a.C. hasta el 673 a.C., está impregnado de un carácter pacífico y de sabiduría, marcando una transición crucial en la historia temprana de Roma.

La llegada de Numa al trono se asoció con un cambio significativo en la orientación de Roma. Mientras Rómulo representaba la fundación y la consolidación territorial, Numa encarnaba la necesidad de establecer un orden moral y espiritual en la creciente comunidad. Su sabiduría se manifestó en la creación de leyes y rituales que buscaban la armonía social y religiosa.

Uno de los aspectos más notables de su reinado fue la institución del Colegio de Pontífices, encargado de supervisar los asuntos religiosos. Numa también introdujo el calendario lunar, basado en ciclos astronómicos, proporcionando un marco temporal más preciso para las actividades cotidianas y ceremoniales. Estos elementos revelan una preocupación por la estabilidad social y la conexión espiritual en la Roma naciente.

El mito de Numa incluye su relación con la ninfa Egeria, considerada su consejera divina. Esta conexión mitológica agrega un elemento místico a su figura, sugiriendo que su sabiduría y medidas eran guiadas por una influencia divina. La coexistencia de lo terrenal y lo divino en la narrativa de Numa refleja la complejidad de la cosmovisión romana antigua.

Aunque las fuentes históricas son escasas y mezcladas con elementos mitológicos, la figura de Numa Pompilio destaca como un gobernante que buscó consolidar la identidad y la estabilidad de Roma a través de la moderación y la piedad. Su reinado es un testimonio de la capacidad de un líder para adaptarse a las necesidades cambiantes de su sociedad y para trascender la imagen del poder militar en favor de la construcción de un orden civilizado. En este sentido, Numa Pompilio dejó una huella duradera en la historia de Roma como un pacificador y legislador visionario que contribuyó a forjar las bases de la República Romana que estaba por venir.


TULIO HOSTILIO.




Tulio Hostilio, el tercer rey legendario de Roma, surge en la tradición como un gobernante marcado por su carácter militar y su enfoque en las expansiones territoriales. Su reinado, que se estima ocurrió aproximadamente entre el 673 a.C. y el 641 a.C., representa un capítulo significativo en la historia de Roma, caracterizado por conflictos bélicos y la expansión de su influencia en la región.

Hostilio contrasta con su predecesor, Numa Pompilio, al centrarse en la expansión territorial y militar. Durante su reinado, Roma se vio involucrada en conflictos con las tribus vecinas, consolidando su posición como una potencia en la región del Lacio. Su liderazgo se forjó en el fragor de la guerra, y su figura se asocia con la idea de que la fuerza militar era esencial para la supervivencia y la grandeza de Roma.

Uno de los momentos más destacados de su reinado fue la destrucción de Alba Longa, la ciudad vecina. Hostilio tomó medidas drásticas para consolidar el poder de Roma, erradicando a un competidor potencial y expandiendo sus dominios. Este enfoque expansionista contribuyó a la creciente reputación de Roma como una fuerza a tener en cuenta en la región.

Aunque las fuentes históricas sobre Tulio Hostilio son limitadas y están mezcladas con elementos mitológicos, su figura se presenta como un líder que respondió a las necesidades de su tiempo. Su énfasis en la guerra y la expansión territorial estableció un precedente para el papel militar que desempeñaría Roma en los siglos venideros.

La imagen de Tulio Hostilio, inmerso en la vorágine de la guerra y la expansión, destaca la diversidad de líderes que contribuyeron a la formación de la identidad romana. Aunque su reinado puede eclipsarse por el carácter más pacífico de Numa Pompilio, Tulio Hostilio representa la fase militarista y expansionista necesaria para el crecimiento y la consolidación de Roma como una potencia en el panorama del Lacio. Su legado, envuelto en la niebla de la mitología y la historia antigua, añade una dimensión crucial al tapiz complejo de la narrativa romana temprana.


ANCO MARCIO.




Anco Marcio, el cuarto rey legendario de Roma, emerge como una figura que equilibra la expansión militar con el desarrollo de infraestructuras y políticas internas. Su reinado, estimado entre el 641 a.C. y el 616 a.C., continúa la narrativa evolutiva de Roma al combinar elementos militares y civiles para fortalecer la posición de la ciudad en el escenario regional.

Marcio, a diferencia de su predecesor Tulio Hostilio, fue un líder que no solo se destacó en la guerra, sino que también se esforzó por impulsar el crecimiento interno de Roma. Durante su reinado, se atribuyen a Marcio la construcción del primer puente sobre el Tíber, conocido como el Puente Sublicio, y la fundación del puerto de Ostia. Estas iniciativas reflejan su visión de desarrollar la infraestructura y facilitar el comercio, señalando una transición hacia un enfoque más equilibrado entre lo militar y lo civil.

Marcio también extendió la ciudad mediante la anexión de territorios vecinos, consolidando así la posición de Roma en el Lacio. Su habilidad para combinar la expansión territorial con mejoras internas destaca su papel en la evolución de Roma hacia una entidad más compleja y organizada.
Aunque la información sobre Anco Marcio proviene en gran medida de fuentes mitológicas y leyendas, su reinado ofrece una visión de la adaptabilidad de los líderes romanos en respuesta a las demandas cambiantes de su sociedad.


TARQUINIO PRISCO.




Tarquinio el Antiguo, también conocido como Lucio Tarquinio Prisco, es el quinto rey legendario de Roma, según la tradición. Su reinado, que se estima que ocurrió entre el 616 a.C. y el 579 a.C., se caracteriza por una serie de logros y reformas que contribuyeron al desarrollo de la ciudad.

Uno de los aspectos más notables de su reinado fue su enfoque en la construcción y el embellecimiento de la ciudad. Se le atribuye la iniciativa de construir el Templo de Júpiter Óptimo Máximo en la Colina Capitolina, un proyecto monumental que buscaba consolidar la posición de Roma como un centro religioso y cultural. Además, se dice que construyó el primer sistema de alcantarillado en Roma, conocido como la Cloaca Máxima, que desempeñó un papel crucial en el manejo de las aguas pluviales y residuales de la ciudad.

Tarquinio el Antiguo también se destacó en asuntos militares y expandió el territorio romano mediante la conquista de varias ciudades, contribuyendo así al crecimiento y la influencia de Roma en la región del Lacio.

La leyenda también menciona que Tarquinio el Antiguo introdujo importantes reformas políticas, como la creación de un censo para clasificar a los ciudadanos según su riqueza, lo que influiría en su participación en asuntos políticos y militares.

Aunque la información sobre Tarquinio el Antiguo proviene principalmente de fuentes mitológicas y leyendas, su reinado representa una fase crucial en la evolución de Roma, marcada por el desarrollo urbano, la expansión territorial y las reformas institucionales que sentaron las bases para futuros desarrollos en la historia de la República romana.


SERVIO TULIO.




Servio Tulio, el sexto rey legendario de Roma, es una figura cuyo reinado está marcado por sus reformas políticas y su enfoque en la organización social y administrativa de la ciudad. Aunque su reinado, que se estima ocurrió entre el 578 a.C. y el 535 a.C., está envuelto en la bruma de la mitología y la historia antigua, sus contribuciones a la estructura política de Roma son significativas.

Una de las reformas más destacadas atribuidas a Servio Tulio es la creación de un nuevo sistema de clasificación social y militar conocido como el "comicio centuriado". Este sistema dividía a los ciudadanos romanos en clases y centurias según su riqueza y propiedad, determinando así su capacidad de contribuir al ejército y su influencia en la toma de decisiones políticas. Esta medida democratizadora buscaba equilibrar el poder entre las diferentes clases sociales y fortalecer la unidad interna de Roma.

Además, Servio Tulio supervisó la expansión territorial de Roma y la incorporación de nuevos territorios mediante la fundación de colonias y la construcción de fortificaciones, lo que contribuyó al crecimiento y la seguridad de la ciudad.
La leyenda también menciona la construcción de la muralla de Servio Tulio, que rodeaba las siete colinas de Roma y proporcionaba protección adicional a la ciudad. Esta muralla, aunque se ha debatido su origen exacto, simboliza el esfuerzo de Tulio por fortalecer las defensas de Roma y consolidar su posición como una potencia regional.

La tradición cuenta que Servio Tulio fue asesinado en un complot urdido por su yerno, Lucio Tarquinio, quien más tarde se convertiría en Tarquinio el Soberbio, el último rey de Roma. Según la leyenda, Tarquinio el Soberbio estaba casado con una de las hijas de Servio Tulio y, al no estar de acuerdo con las políticas de su suegro, conspiró para usurpar el trono.

El relato más común sugiere que Tarquinio el Soberbio incitó a su hija a convencer a Servio Tulio de que adoptara una serie de medidas impopulares, lo que generó descontento entre la población. Posteriormente, Tarquinio organizó una revuelta en la que asesinó a Servio Tulio y se hizo con el poder.




TARQUINIO EL SOBERBIO.








Lucio Tarquinio el Soberbio, es el séptimo y último rey legendario de Roma. Su reinado, entre el 534 a.C. y el 509 a.C., está marcado por su tiranía, la opresión de la población y su eventual expulsión, que condujo al establecimiento de la República romana.

La tradición cuenta que Tarquinio el Soberbio ascendió al trono tras asesinar a su suegro, Servio Tulio, el rey anterior. A lo largo de su reinado, se ganó la reputación de ser un líder despótico y cruel, que gobernaba con mano de hierro y mostraba poco respeto por las leyes y las instituciones establecidas.
Uno de los eventos más notables durante su reinado fue la violación de Lucrecia, una noble romana, por el hijo de Tarquinio, Sexto Tarquinio. Este acto provocó la indignación y la revuelta entre la población romana, llevando a la caída del régimen de Tarquinio y al establecimiento de la república.

La tradición también atribuye a Tarquinio el Soberbio la construcción de proyectos arquitectónicos monumentales, como la finalización del Templo de Júpiter Capitolino, que simbolizaba su deseo de consolidar el poder y la grandeza de Roma.

Tarquinio fue expulsado de Roma en el año 509 a.C. después de una serie de conflictos internos y la creciente oposición hacia su gobierno tiránico, aprovechando la guerra contra la vecina ciudad de Clusium, que llegó a tomar momentáneamente Roma.

Su expulsión marcó el fin de la monarquía en Roma y el inicio de la República, un período de gobierno compartido y representativo que sentó las bases para el desarrollo posterior de la civilización romana.





JOSÉ ANTONIO OLMOS GRACIA.

Policía local de profesión, desarrolla su cometido en la categoría de oficial en el municipio de Huesca, contando con casi 15 años de servicio y varias distinciones. A pesar de que su afán por la historia le viene desde pequeño, no fue hace mucho cuando se decidió a cursar estudios universitarios de Geografía e Historia en UNED y comenzar en el mundo de la divulgación a través de las redes sociales. Actualmente administra el blog elultimoromano.com así como páginas en Instagram y Facebook con el mismo nombre. Además, colabora con revistas, páginas, asociaciones, blogs, podcast y es miembro de Divulgadores de la Historia.



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Bibliografía:

HISTORIA ANTIGUA UNIVERSAL II. EL MUNDO ROMANO (2ª)
Autor/es: Fernández Uriel, Pilar. Editorial: U.N.E.D.




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