LAS GUERRAS DEL GOLFO.





Tras la Segunda Guerra Mundial y la caída del Imperio británico, en la zona del Golfo Pérsico se produjeron unos cambios que traerían la inestabilidad en la zona. Su situación privilegiada por la abundancia de petróleo y las difíciles convivencias entre diferentes ramas del islam y etnias de la zona, no hicieron más que complicar la delicada situación geopolítica, lo que, unido al ascenso de regímenes autoritarios tanto en Irak como en Irán, dieron como resultado varias guerras.











LA GUERRA IRAK-IRÁN.


La guerra entre Irán e Irak, que tuvo lugar entre 1980 y 1988, fue un conflicto de gran complejidad con diversas causas y consecuencias. El contexto inicial se vio influenciado por tensiones históricas, disputas territoriales y rivalidades políticas.
La relación entre Irán e Irak estaba marcada por desconfianza y conflictos previos a la guerra. Factores como la disputa territorial sobre la región de Shatt al-Arab y la animosidad entre los regímenes liderados por Saddam Hussein en Irak y Ruhollah Jomeini en Irán contribuyeron a la escalada de tensiones.

Las causas de la guerra incluyeron diferencias étnicas y religiosas (Irak árabe e Iran persa, gobierno suní de Irak y chií de Irán), así como la rivalidad por la hegemonía regional en el Medio Oriente. Irak, dirigido por Saddam Hussein, buscaba aprovechar la debilidad de Irán tras la Revolución Islámica de 1979 en la que se instauró una teocracia y los cuadros del ejercito fueron purgados y expandir así su influencia en la región.

La guerra se dividió en varias fases, con Irak lanzando la invasión en septiembre de 1980. Las fases tempranas involucraron avances iraquíes, pero Irán logró resistir y contraatacar. La guerra pasó por períodos de estancamiento, con ambas partes empleando tácticas de trincheras y una guerra de desgaste.
Ambos países utilizaron una variedad de armamentos, incluyendo armas químicas por parte de Irak. La guerra vio tácticas de guerra de trincheras y asaltos masivos. La comunidad internacional observó con preocupación el uso de armas químicas y la destrucción generalizada.

El conflicto se prolongó durante ocho años, lo que la convirtió en una de las más largas del siglo XX. La duración extensa provocó sufrimiento humano significativo y dejó secuelas duraderas en ambas naciones, siendo una de las guerras con más bajas desde las guerras mundiales.

La guerra concluyó con un alto el fuego en 1988, facilitado por la mediación de Naciones Unidas gracias al desgaste de ambos países y al estancamiento al que se había llegado, sin un claro vencedor.

Tras el fracaso de Irak en su intento de expansión, se decidió invadir al pequeño país vecino de Kuwait, lo que dio como resultado la respuesta internacional y la operación Tormenta del Desierto, cuyas consecuencias llegaron hasta nuestros días.





LA PRIMERA GUERRA DEL GOLFO.






También conocida como la Guerra del Golfo Pérsico, tuvo lugar en 1990-1991.
Fue desencadenada por la invasión de Kuwait por parte de Iraq, liderado por Saddam Hussein, el 2 de agosto de 1990. Uno de los principales motivos de la invasión podría haber sido el fracaso de la anterior guerra contra Irán o la alegación de derechos históricos, aunque lo más factible es que Sadam quisiese apoderarse de los enormes depósitos de petroleo del país.
La comunidad internacional condenó la agresión y exigió la retirada inmediata de las fuerzas iraquíes.

Una coalición liderada por Estados Unidos y respaldada por Naciones Unidas lanzó la Operación Tormenta del Desierto en enero de 1991, con el objetivo de liberar Kuwait. La campaña militar combinó ataques aéreos intensivos con una exitosa ofensiva terrestre, por lo que duró penas unas semanas.
La guerra fue notoria por el uso de tecnología militar avanzada, como la precisión de los ataques aéreos y el uso de misiles Patriot para defenderse contra los ataques de misiles iraquíes. A pesar de la eficacia militar de la coalición, la guerra tuvo consecuencias humanitarias, con daños a la infraestructura y la posterior retirada de las tropas iraquíes dejando atrás un país devastado.

La resolución 687 del Consejo de Seguridad de la ONU estableció condiciones para el alto el fuego, incluida la destrucción de las hipotéticas armas de destrucción masiva iraquíes. Sin embargo, los acontecimientos posteriores revelaron desafíos en la implementación de estas medidas y sentaron las bases para tensiones futuras en la región, pues Sadam fue reacio a facilitar las inspecciones para nondar a conocer su verdadero armamento.







La Primera Guerra del Golfo dejó un impacto duradero en la geopolítica del Medio Oriente y estableció precedentes para intervenciones internacionales respaldadas por Naciones Unidas. La situación en Iraq y la relación entre Iraq y Kuwait siguieron siendo temas de interés y preocupación en los años posteriores al conflicto. 

Sadam, a pesar de haber sido derrotado y haber sufrido insurrecciones en el país, consiguió mantenerse en el poder, aunque el destino le depararía una nueva guerra.



LA SEGUNDA GUERRA DEL GOLFO.


La Segunda Guerra del Golfo, también conocida como la Guerra de Irak, fue un conflicto de gran envergadura desatado en 2003 que tuvo repercusiones profundas en la región del Medio Oriente y más allá. 

La raíz del conflicto yace en las crecientes preocupaciones internacionales sobre las armas de destrucción masiva (ADM) que se sospechaba poseía Iraq bajo el régimen de Saddam Hussein. Estados Unidos, liderando una coalición, argumentó que la posesión de estas armas representaba una amenaza a la seguridad regional e internacional. También se piensa en otras causas, como la necesidad de hacer valer la autoridad estadounidense en la zona tras el 11-S, la posesión de las grandes reservas de petróleo de la zona o una venganza personal de G. Bush hijo para derrocar a Saddam Husein, acto que su padre no logró en la primera guerra. A pesar de la falta de evidencia concreta, la retórica de la administración estadounidense, respaldada por el Reino Unido y otros aliados, llevó a la decisión de invadir Iraq en marzo de 2003 usando fuerzas de estas dos potencias, Australia y Polonia.







La invasión comenzó con una intensa campaña de bombardeos seguida de una incursión terrestre. El ejército estadounidense y sus aliados avanzaron rápidamente, derrocando al gobierno iraquí en pocas semanas. Sin embargo, la estabilidad no llegó con la misma facilidad que la victoria militar. La ocupación se volvió más desafiante a medida que surgieron tensiones sectarias y una insurgencia contra las fuerzas extranjeras.






La coalición liderada por Estados Unidos comprendía una variedad de países, con el Reino Unido como el principal aliado. Las fuerzas estadounidenses, altamente tecnológicas y bien equipadas, jugaron un papel central en la campaña. Por otro lado, el ejército iraquí, afectado por décadas de sanciones y conflictos previos, no pudo resistir eficazmente la invasión.

La ocupación de Iraq resultó en un vacío de poder y la desestabilización del país. La falta de una estrategia clara para la posguerra contribuyó a la insurgencia y al surgimiento de grupos extremistas, incluido Al-Qaeda en Iraq. La retirada de las tropas de combate en 2011 no marcó el fin de los desafíos, ya que Iraq continuó lidiando con tensiones internas y conflictos sectarios, pues el país se encontraba dividido entre suníes, chiíes y kurdos. Un ejemplo de la debilidad del gobierno iraquí fue el sufrimiento del Daesh, que llegó a apoderarse de 1/3 del territorio iraquí, llegando hasta las puertas de Bagdad, siendo vencido posteriormente con la ayuda de la aviación americana.


JOSÉ ANTONIO OLMOS GRACIA.

Policía local de profesión, desarrolla su cometido en la categoría de oficial en el municipio de Huesca, contando con casi 15 años de servicio y varias distinciones. A pesar de que su afán por la historia le viene desde pequeño, no fue hace mucho cuando se decidió a cursar estudios universitarios de Geografía e Historia en UNED y comenzar en el mundo de la divulgación a través de las redes sociales. Actualmente administra el blog elultimoromano.com así como páginas en Instagram y Facebook con el mismo nombre. Además, colabora con revistas, páginas, asociaciones, blogs, podcast y es miembro de Divulgadores de la Historia.



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Bibliografía:


Juan Avilés, Rosa Pardo e Isidro Sepúlveda
LAS CLAVES DEL MUNDO ACTUAL. UNA HISTORIA GLOBAL DESDE 1989.
Edición Revisada
Madrid, Síntesis 2019
ISBN 9788499588421


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