LOS CATAFRACTOS BIZANTINOS.



Los catafractos bizantinos son una parte fascinante de la historia militar del Imperio romano de Oriente, también conocido como el Imperio bizantino.
Estos caballeros blindados desempeñaron un papel crucial en la defensa y expansión del imperio, y su legado sigue siendo relevante en la historia de la caballería y la estrategia militar.

Los catafractos tenían sus raíces en las unidades de caballería pesada de la antigua Roma, que a su vez fue tomada de los partos y cuyos orígenes pueden remontarse siglos atrás hasta los hurritas, primeros en usar caballería pesada. A medida que el Imperio romano se dividió en Occidente y Oriente, la caballería pesada continuó siendo una parte fundamental del ejército romano de Oriente.

A finales del siglo III d.C., los catafractos comenzaron a emerger como una variante de la caballería pesada, caracterizada por el uso de una armadura completa tanto para el caballo como para el jinete.

Una de las características distintivas de los catafractos era su armadura. Tanto el jinete como el caballo estaban protegidos por una armadura de escamas o láminas, que les proporcionaba una resistencia excepcional en el campo de batalla. También solían llevar un yelmo que cubría la cabeza y parte del rostro, con una abertura para los ojos. Además, portaban lanzas, espadas y arcos compuestos, lo que les permitía ser eficaces tanto en el combate cuerpo a cuerpo como en la lucha a distancia.







Los catafractos se destacaron por su capacidad para cargar a toda velocidad contra las líneas enemigas. Esta carga era temible, ya que la armadura pesada les proporcionaba una gran resistencia, y el impacto de la carga a caballo podía romper las filas de infantería enemiga. Además, su habilidad para disparar flechas desde sus arcos compuestos mientras se desplazaban les daba una ventaja adicional en la guerra a distancia, sin embargo, su gran peso los hacia más lentos y menos móviles que la caballería ligera, lo que les traería más de un disgusto lo largo de la historia.

Los catafractos bizantinos participaron en una serie de conflictos a lo largo de la historia del Imperio bizantino. Durante el reinado del emperador Justiniano I (527-565 d.C.), se destacaron en las Guerras Romano-Persas, donde se enfrentaron a los sasánidas, que también contaban con una caballería similar, pero que no pudo hacer nada en la brutal carga de la batalla de Dara (530) en la que el general Belisario venció a los sasánidas.

También desempeñaron un papel fundamental en la defensa del Imperio contra las incursiones árabes y las luchas internas en la época de las guerras civiles.
A medida que avanzaba la Edad Media, la importancia de los catafractos disminuyó gradualmente. La caballería pesada se volvió menos efectiva frente a las tácticas de guerra más ágiles y móviles de las huestes bárbaras y otros enemigos del Imperio bizantino. La caballería ligera y las unidades de arqueros comenzaron a desempeñar un papel más significativo en la estrategia militar del imperio. Como resultado, los catafractos perdieron su relevancia y finalmente desaparecieron como una unidad de combate distinta.





Aunque desaparecieron como una unidad militar en el Imperio bizantino, su legado perduró en la historia de la caballería europea. Sus tácticas y su énfasis en la protección personal y del caballo influyeron en la evolución de la caballería medieval. Los caballeros blindados de la Edad Media, como los caballeros templarios y los caballeros teutónicos, heredaron algunas de las tradiciones de los catafractos.




JOSÉ ANTONIO OLMOS GRACIA.


Policía local de profesión, desarrolla su cometido en la categoría de oficial en el municipio de Huesca, contando con casi 15 años de servicio y varias distinciones. A pesar de que su afán por la historia le viene desde pequeño, no fue hace mucho cuando se decidió a cursar estudios universitarios de Geografía e Historia en UNED y comenzar en el mundo de la divulgación a través de las redes sociales. Actualmente administra el blog elultimoromano.com así como páginas en Instagram y Facebook con el mismo nombre. Además, colabora con revistas, páginas, asociaciones, blogs relacionados con la divulgación histórica y es miembro de Divulgadores de la Historia.






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Bibliografía:


- Historia medieval. Ana Echevarría Arsuaga. Julián Donado Vara. EU Ramón Areces.

-Atlas histórico de la Edad Media. Ana Echevarría y José M. Rodríguez. EU Ramón Areces.

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