EL DESASTRE DE TEOTOBURGO.

 

En el siglo I Julio César se anexiona la Galia y avanza hasta el río Rin, sucediéndose desde entonces una política de intimidación e incursiones germanas, lo que llevó a la construcción de fuertes a lo largo del río. Augusto se decidió a la conquista de Germania a su llegada al poder, aunque no es hasta su vejez cuando se envía a Tiberio para emprender la campaña definitiva, pues hasta entonces, solo se había incursionado construyendo campamentos entre el Rin y el Elba. Entre los años 13 a.C y 7 d.C.se consigue conquistar los Agri Decumates y gran parte de Germania, convirtiéndola en la provincia de Germania. Con la zona supuestamente pacificada, en el 7 d.C. es nombrado Varo como gobernador de Germania, contando con las legiones XVII, XVIII y XIV, además de tropas auxiliares, pero con una percepción errónea de sobre donde estaba gobernando, pues no se tomaba muy en serio a los germanos.

 


Por otro lado estaba Arminio, germano-querusco que había obtenido la ciudadanía romana y posteriormente el grado ecuestre, que a pesar de estar totalmente integrado en el aparato romano, comenzó a conspirar contra ellos y a sumar adeptos contra la dominación romana, hasta que finalmente se produce una sublevación.

 


En el 9 b.C. cuando el ejército romano regresaba a su campamento de invierno, Arminio había reunido a varias tribus germanas para atacarles. Se hizo creer a Varo que había estallado una rebelión al norte de su posición, para que modificase el regreso de sus ejército y se desviase al norte por el bosque de Teotoburgo. Varo no sospechó que pudiese ser una trampa, pensando que sería una pequeña revuelta que aplastaría con facilidad. Durante su marcha, Arminio se revuelve con su caballería, atacando a destacamentos romanos e iniciando así 3 días de desastre para los romanos. El ejército romano, se encontraba en orden de marcha, mezclado con bagajes y trasportes y por medio de un denso bosque. Los germanos aprovecharon para ir atacando selectivamente sin plantear una batalla decisiva, causando enormes bajas a los romanos. Ante el desastre, el propio Varo se suicidó hasta que en el tercer día, se produjo la emboscada final en un cuello de botella entre una colina y un pantano, donde los germanos construyeron una empalizada para impedir el paso de los romanos, que acabaron huyendo y siendo perseguidos por los germanos, perdiendo las tres águilas de las tres legiones, que acabaron en los santuarios de los druidas. Muchos romanos fueron hechos presos pero otros, muertos y torturados de formas horribles.

 


Las consecuencias inmediatas no fueron muy graves para los romanos, más allá de la pérdida de las tres legiones y los fuertes en Germania, excepto el de Aliso, ya que los germanos no supieron rentabilizar la victoria y cruzar el Rin. Sin embargo, psicológicamente si que afectó a la sociedad romana, que vio con miedo a los germanos, temiendo una invasión de la Galia o de la propia Italia. Sin embargo, tras ver que los germanos no iban a avanzar, se apresuró a reclutar un nuevo ejército y a mandar de nuevo a Tiberio a Germania.

Mientras tanto, en Germania, Arminio intentaba coaligar a todas las tribus, entre ellas los Marcomanos, a cuyo jefe, Maroboduo, envió la cabeza de Varo pero este, la envió a Roma para que recibiese las honras fúnebres y se declaró neutral. Tiberio reorganizó las defensas y volvió a cruzar el Rin con nuevas tropas realizando una expedición de castigo, aunque tuvo que volver pronto a roma tras la muerte de Augusto para ser coronado emperador, dejando en Germania al general Germánico. Este durante tres años siguió con las expediciones, penetrando cada vez más con sus ocho legiones, devastando todo el territorio, llegando hasta Teotoburgo, donde dio sepultura a los romanos fallecidos años atrás y venciendo a Arminio en el año 16 en batalla. Aun con todo esto, los germanos no se sometían y los celos de Tiberio hacia Germánico, mandó a este a Siria, donde falleció en extrañas circustancias un año después, al igual que Arminio.

En cuanto a las águilas perdidas, se consiguieron recuperar, al igual que esclavos romanos en poder de los germanos, pero las fronteras permanecieron prácticamente igual que antes de la primera invasión, solo con algunos pequeños avances en años posteriores del reinado de Claudio.



JOSÉ ANTONIO OLMOS GRACIA.

Policía local de profesión, desarrolla su cometido en la categoría de oficial en el municipio de Huesca, contando con casi 15 años de servicio y varias distinciones. A pesar de que su afán por la historia le viene desde pequeño, no fue hace mucho cuando se decidió a cursar estudios universitarios de Geografía e Historia en UNED y comenzar en el mundo de la divulgación a través de las redes sociales. Actualmente administra el blog elultimoromano.com así como páginas en Instagram y Facebook con el mismo nombre. Además, colabora con revistas, páginas, asociaciones, blogs relacionados con la divulgación histórica y es miembro de Divulgadores de la Historia.



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Bibliografía:

HISTORIA ANTIGUA UNIVERSAL II. EL MUNDO GRIEGO (2ª)
Autor/es: Fernández Uriel, Pilar. Editorial: U.N.E.D.

La batalla de Teutoburgo | Fernando Quesada Sanz. FUNDACIÓN JUAN MARCH.


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