LA CUARTA CRUZADA Y LA RESISTENCIA BIZANTINA.









LOS ESTADOS LATINOS.

Lo que iba a ser la cuarta cruzada, con dirección a Egipto, fue convocada en 1199 por Inocencio III. Fue liderada por Bonifacio de Montferrato, que encontró en el dux veneciano, Enrique Dándolo, un aliado que transportaría sus tropas por mar con la poderosa armada veneciana. A cambio, Bonifacio se comprometió a conquistar y devolver la región de Zara. La cruzada se dividió en dos, y mientras una parte se dispuso a asediar la ciudad dálmata en poder del reino de Hungría, otra siguió hacia Egipto. Pero una vez en Zara, Alejo Comneno, hijo de Isaac, prometió a los cruzados conquistar él mismo Zara y aportar más soldados y provisiones si le ayudaban a recuperar el trono de Bizancio, en manos de su tío Alejo III.
Los cruzados aceptaron y levantaron la expedición, trasladando el ejército a la misma Constantinopla y en 1203, Alejo IV fue coronado tras huir su tío al ver el ejército que asediaba la ciudad. Pero la cosa no había acabado, la penosa hibernación de los cruzados, la falta de víveres, los conflictos con los griegos ortodoxos y la tardanza de Alejo en cumplir su promesa, hicieron que el 12 de Abril de 1204, los cruzados tomaran por asalto la ciudad, produciéndose un brutal saqueo posterior. Los líderes cruzados decidieron repartirse el Imperio en lo que se denominó Partitio Romaniae. En la capital los venecianos impusieron a Balduino de Flandes como emperador y Montferrato, recibió Tracia y el noroeste de Anatolia como vasallo de Balduino. Además se crearon otros ducados como Atenas, Tebas o Morea. Venecia se quedó numerosas islas del Egeo y el monopolio del comercio. Pero esta repartición duraría muy poco, pues los bizantinos consiguieron establecer focos de resistencia y lograr aliados que les ayudarían a recuperar el Imperio.









PRIMER CONTRAATAQUE


Los cruzados latinos no habían conseguido tomar el control de la totalidad de los territorios bizantinos, donde se formaron diferentes estados griegos.
Aprovechando el revuelo, e instigados por los bizantinos, los búlgaros, que habían vuelto a formar un reino después de que dos siglos antes Basilio II bulgaróctono los hubiese anexionado al Imperio romano de Oriente, decidieron aprovecharse. Kalojan I, rey búlgaro, atacó la ciudad de Adrianópolos, pieza clave en el camino a Constantinopla y venció a Balduino ante sus murallas en 1205, que fue sucedido por su hermano Enrique de Hainaut, al haber muerto en prisión tras ser capturado.
El peligro búlgaro hizo que el emperador latino tuviese que poner su atención al norte, mientras los estados latinos recortaban terreno y sus vasallos como Bonifacio de Montferrato le abandonaban.
A su muerte, sus dominios se reducían a la franja costera, ya que los venecianos, que eran quienes sostenían el imperio latino, se conformaban con eso para su comercio. En Grecia y Morea, gracias a los matrimonios entre latinos y bizantinos, darían estabilidad a la zona, creándose principados como el de Tesalia o Morea.
Sin embargo, la guerra y la inseguridad había hecho mella en la población. Las fronteras entre los diferentes estados, habían quedado casi despobladas de antiguos habitantes griegos, que emigraron hacia territorios más favorables, aprovechando poblaciones de eslavos para asentarse es los espacios desocupados.






EL IMPERIO DE NICEA.


Tras la toma de Constantinopla y las posteriores luchas, tanto el patriarca como gran parte de la población ortodoxa cruzó el Bósforo y se estableció en Anatolia, donde los Láscaris mantenían las posesiones bizantinas, estableciendo la capital en Nicea.
El primer emperador fue Constantino X Láscaris, reconocido tanto por la nobleza como por el patriarca. Se mantuvo a raya a la nobleza y el sistema de reparto de tierras entre pequeños y medianos propietarios, estableciendo en las fronteras el sistema de estratiotes (campesinos soldado). Además, la migración de ciudadanos, provocó la reunión de toda la élite cultural y religiosa en Nicea, dando una época de apogeo cultural. El reinado de Constantino fue leve, ya que en 1204 su hermano Teodoro Láscaris le sucedió en el trono. Con el empezó la restauración imperial, a pesar de que no consiguió avances territoriales y necesitó a los búlgaros para vencer a los latinos en Adrianópolis.
Sin embargo, sí que consiguió someter a vasallaje a pequeños reinos griegos del sur, se alió con los turcos selyúcidas y derrotó a sus vecinos griegos de Trebisonda, que también aspiraban a la restauración imperial. En 1214, consiguió llegar a un acuerdo con el emperador latino Enrique I para reconocerse mutuamente y establecer las fronteras.
En Épiro, otra dinastía griega, los Ángelos, habían fundado otro estado griego que pronto comenzó a recuperar territorio con el fin de ser los primeros en reconquistar Constantinopla y restaurar el imperio.
En 1222, llega al poder Juan III Vatatzés, que reconquistó la costa oeste de Anatolia, aún en manos latinas, gran parte de las islas griegas y Adrianópolis, rodeando así a Constantinopla, teniendo que aliarse con los búlgaros para derrotar a los espíritus que avanzaban por el oeste, y quedando en la mejor posición para la restauración. Además, la muerte del rey búlgaro y su posterior crisis interna, así como las invasiones mongolas que mantuvieron ocupadas a los turcos, permitieron a Juan conquistar Macedonia y Tracia, para posteriormente dominar a Épiro en 1252. La reconquista estaba casi finalizada.







EL DESPOTADO DE ÉPIRO.


Al igual que en Anatolia con Nicea, en la parte oeste de los Balcanes se constituyó un estado griego, esta vez de manos de los ducas/ángelos, donde se refugió gran parte de la población griega.
Su primer gobernante fue Miguel Comneno Ducas, que estableció un despotado que abarcaba desde Dirrachium hasta Corinto. En un principio, Miguel era vasallo de Bonifacio de Montferrato, que gobernaba en Tesalónica, pero lo traicionó para socorrer al por entonces gobernante bizantino de Épiro y, a su muerte, casarse con su viuda y fundar el nuevo estado independiente de los latinos, estableciendo la capital en Arta.
En 1209, Miguel venció al emperador latino en batalla, tras lo cual consiguió casar a su hija con el hermano del emperador, emparentando las dos familias para legitimarse.
Sin embargo, al año siguiente intentó invadir Tesalia y ante el fracaso de la operación, se desvió hacia Salónica, tomándola y partiendo en dos los territorios latinos. Los años siguientes siguió tomando posesiones venecianas como Dirrachium o Corfú.
El sucesor de Miguel, Teodoro Ángelos, llegó a encarcelar al emperador Pedro de Courtenay y autoproclamarse emperador, motivo por el que entró en disputa con el Imperio de Nicea. Además consiguió tomar Tesalia y Macedonia y Tesalónica, dejando el camino a Constantinopla expedito.
Para vencer a los nicenos, se alió con el rey búlgaro Juan II, pero tras romper la alianza y atacar a traición a Juan II, este lo capturó y lo cegó tras vencerlo en la batalla de Klokotnitsa. A partir de aquí el despotado entró en decadencia y perdió muchos de los territorios conquistados a manos de los nicenos. Además los futuros gobernantes ya no tendrían el título de emperador, si no el de déspota, aunque el despotado no caería hasta varios años después tras múltiples enfrentamientos con sus vecinos.






EL IMPERIO DE TREBISONDA.


Este es un caso diferente al de Épiro o Nicea, ya que su nacimiento no fue fruto de la cuarta cruzada. Alejo y David Comneno, nietos del emperador Andrónico I (1183/1185), se encontraban asilados en el reino de Georgia. En 1204, justo antes de la caída de Constantinopla, conquistaron la región de Trebisonda con la ayuda de la reina Tamara de Georgia, auto proclamándose Alejo emperador y su Hernando David prosiguiendo las conquistas hacia el oeste, hasta ser derrotado por Nicea en 1206 y hacia el norte, pues llegaron a tomar posesiones en la península de Crimea. Nunca reconocieron la autoridad imperial de Constantinopla cuando fue recuperada en 1261. A pesar de la inicial expansión, en 1214 tuvieron que rendir vasallaje al sultanato de Rum para sobrevivir. Con la llegada de los mongoles a Persia, o zona se convirtió en paso obligado para la ruta de la seda, por lo que tuvo un auge económico a finales del siglo XIII y principios del XIV. Su declive llegó conforme avanzaban los otomanos. Aun así Trebisonda resistió varios ataques otomanos hasta 1461, cuando Mehmet II tomó la capital.







LA RECONQUISTA DE CONSTANTINOPLA.


Como y hemos visto anteriormente, en Imperio de Nicea se había colocado en una posición privilegiada para recuperar la capital. En 1260, además de haber vencido a sus dos grandes rivales, Épiro y Trebisonda, había reconquistado o sometido a vasallaje a la mayoría de los ducados que los cruzados habían formado en Grecia. En 1261 el nuevo emperador Niceno Miguel Paleólogo, que había sustituido a la dinastía Láscaris, se decidió a acabar la reconquista y envió una pequeña avanzadilla compuesta por unos 800 jinetes cumanos al mando de su general Alejó Estrategópulo para vigilar la ciudad mientras formaba un ejército de asedio junto a sus aliados genoveses, que ansiaban derrocar al imperio latino y al monopolio comercial de Venecia en la zona.
Sin embargo, antes de llegar a la ciudad, esta fuerza expedicionaria tuvo conocimiento de que tanto la guarnición latina como la flota veneciana habían abandonado la ciudad para atacar una isla en poder de los nicenos en el mar Negro. Alejo consiguió que los guardias abrieran las puertas de la ciudad y tomarla sorpresivamente sin bajas y con un puñado de hombres. Su primera acción fue quemar el barrio veneciano, pues los consideraban los principales culpables de arrebatarles la ciudad en 1204. El emperador Balduino II, fue apresado mientras dormía plácidamente en el palacio de Blanquerna.
El Imperio había sido restaurado. Los años posteriores se dedicaron a acabar de reconquistar territorios como Acaya, que aún seguían independientes, hasta acabar con la obra. Solo Trebisonda se libró y se mantuvo fuera de la órbita bizantina, ya que contra el despotado de Épiro, se vivieron años de enfrentamientos, alianzas y cambios de bando hasta que en la segunda mitad del siglo XIV, una dinastía albanesa puso fin al despotado y se desvaneció el sueño bizantino de reanexionarlo al imperio.
Gracias a esto el Imperio sobrevivirá casi 200 años más, teniendo que hacer frente a nuevos enemigos como serbios, búlgaros u otomanos.














JOSÉ ANTONIO OLMOS GRACIA.


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BIBLIOGRAFÍA:

- Historia medieval. Ana Echevarría Arsuaga. Julián Donado Vara. EU Ramón Areces.

- Atlas histórico de la Edad Media. Ana Echevarría y José M. Rodríguez. EU Ramón Areces

- Runciman, Steven (1985). Historia de las Cruzadas. Tomo 3. Madrid: Alianza Editorial
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