EL FUTURO DE AFGANISTÁN.

 





 Occidente está asistiendo con una mezcla de asombro e impasividad a los recientes sucesos en Afganistán, mientras en el país se esta cociendo una nueva guerra civil a varias bandas con intereses extranjeros de por medio.

Los talibanes se afanan por tomar el control absoluto y apremian a los occidentales a abandonar rápidamente el país, pues necesitan pacificarlo lo antes posible para asumir el control total sobre el mismo y formar un gobierno y estructuras administrativas necesarias. Además ya ha declarado que por esta vez, no va a dar cobijo a grupos terroristas como sí hizo en el pasado. Esto tiene una explicación: China. Los chinos han puesto los ojos sobre este país, muy rico en minerales y tierras raras, y muy demandadas actualmente para la fabricación de baterías y componentes modernos. El gobierno chino se apresuró a reconocer el gobierno talibán nada mas tomar Kabul, siendo uno de los pocos países que no han evacuado a sus funcionarios. Los talibanes saben que un acuerdo con Xi Jin Ping podría resultarles muy beneficioso, de hecho, ya se habla de la contrucción de una autopista pagada por China. A cambio, eso si, el gobierno talibán debe mantener la calma en el territorio, y ello pasa por la estabilización del país y la expulsión de cualquier grupo terrorista que pueda agitar el avispero o atentar contra los propios intereses de China. Los primeros movimientos ya se han producido, el otro día los talibanes detuvieron al jefe del Isis-K, un grupo terrorista que también tiene sus ojos puestos en el conflicto, y que ayer atentó en los alrededores del aeropuerto de Kabul con dos bombas, o con las declaraciones del portavoz talibán, afirmando que no vana apoyar a los uigures chinos, una etnia musulmana del sur de China en conflicto con el gobierno.

El otro actor lo constituyen los rebeldes del valle de Panjshir, con Ahmed Masud, hijo del famoso León del Panjshir, que está aglutinando a rebeldes y antiguos soldados afganos huidos durante el rápido avance Talibán. 

Así pues, ya se están definiendo tres claros bandos enfrentado entre si. Por un lado, el Talibán, que además de contar con el respaldo Chino, cuenta con la ventaja de controlar casi todo el territorio, conquistado en un avance extraordinariamente rápido y sin sufrir apenas bajas. A esto hay que unirle que, los talibanes no se han encontrado con un país destruido por varios años de guerra civil como en 1996. Esta vez se encuentran un país reconstruido y mejorado por la ocupación accidental desde 2001, con infraestructuras, comunicaciones, edificios gubernamentales e incluso bases militares modernas. El segundo lo constituye el foco de resistencia del valle del Panjshir, cuyo lider, Ahmed Masud, ya ha declarado que no tiene mucha intención de negociar con los talibanes y que al parecer esta formando una fuerza considerable. La desventaja de este grupo es que está rodeado por territorio talibán y que no se sabe si Occidente va a apoyarlos financiera o logísticamente, ya que después del escarmiento que han recibido, lo mas probable es que quiera olvidar por completo el tema, además de que chocaría con los intereses chinos, pudiendo provocar un conflicto externo. Y por último, tenemos a los terroristas del Isis-K, o el Isis del Jorasán, que viendo que no van  tener la complicidad anterior de los talibanes, intentaran hacerse con una porción de territorio desde donde operar. Lo tienen algo más crudo, pues además de combatir varios frentes en Afganistán, es probable que debido a sus atques terroristas, EE.UU u otras potencias decidan intervenir contra ellos aunque sea a través fuerzas afganas.

Con todo lo visto el futuro del país no tiene buena pinta y seguramente desemboque en una nueva guerra civil que ya veremos cuanto dura y que consecuencias tiene.



José A. Olmos


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