ESTO...ES... ¡ESPARTA!



ORGANIZACIÓN POLÍTICA DE ESPARTA.

Entorno al 650 a.C, y aunque no está demostrado, se cree que Licurgo crea la Gran Retra o lo que es lo mismo, la buena ley, que será la base de la organización espartiata.
A la cabeza, curiosamente, se establece una diarquía para evitar acumulaciones de poder en la que en principio ambos acudían a las guerras, pero que más tarde se repartían las labores. Su misión fundamental era supervisar las decisiones de la asamblea popular formada por los homoioi (hombres iguales), que eran los ciudadanos de pleno derecho, en la que se aprueban leyes, se nombra a los generales y a los éforos. Éstos últimos eran elegidos por la asamblea anualmente, soliendo ser 5. Actuaban como sus representantes y se encargaban de vigilar que los reyes cumplan con las leyes, acompañando dos de ellos a las guerras para supervisar que el dinero se gasta de forma correcta y llegando a tener en ocasiones poder para desautorizar decisiones reales. Por último se encontraba la Gerusía, un consejo de 28 ancianos elegidos entre los homoioi que ya han superado todos los valores necesarios y cuya edad debía de superar los 60 años, algo francamente increíble en la época si a eso le sumamos el carácter extremadamente belicoso de su sociedad. Su misión primordial era la de hacer las funciones de consejo de los reyes.
En cuanto a la sociedad, en el primer estamento se encuentran los homoioi, los cuales se dedican en exclusiva a la guerra y se les dota de cleros, o lo que es lo mismo, lotes de tierra para ser cultivadas por los esclavos y mantener a su familia. Solo pueden vivir en la polis de Esparta.
En un término intermedio se encuentran los periecos (que viven alrededor), ciudadanos, que no siendo esclavos, tampoco tenían plenos derechos de ciudadanía. Aquí encontramos desde espartanos degradados, inmigrantes, bastardos o esclavos ascendidos. Se dedicaban a realizar todas las labores que no realizaban los espartanos como comercio, manufactura, construcción etc. Aunque de forma muy excepcional, éstos podían ascender socialmente hasta el grupo de los homoioi, como Lisandro, que dio la victoria final a los espartanos en las Guerras del Peloponeso.
En el último se encuentran los esclavos ilotas, procedentes de los antiguos mesenios vencidos por los espartanos. Sus labores eran la producción de alimentos y la servidumbre a los espartanos. Aun siendo esclavos, se les dejaba organizarse según sus normas y también en contadas ocasiones, podían ascender hasta el grupo de los periecos. A pesar de la moderna filmografía en la que se presenta ejércitos compuestos solo por hoplitas espartanos, la verdad es que se recurría a estos ilotas ya no solo como logística, sino como infantería, a veces incluso pesada.
La residencia de los espartanos en la polis, y la libre organización de los ilotas, que podían estar cultivando cleros muy alejados de sus dueños, hacían que en numerosas ocasiones se sucedieran fuertes levantamientos, llegando alguno de ellos a poner en serios aprietos a la polis. De aquí surgiría la tradición de cada año, tras el nombramiento de los éforos, se le declaraba la guerra a los ilotas para mantenerlos a raya y aprovecharlo como prácticas bélicas.



SOCIEDAD ESPARTANA. UNA OBRA DE INGENIERIA SOCIAL.

Las normas sociales, las virtudes del ciudadano de pleno derecho espartano u omoioi, estaban recogidas en la Agogé, que marcaba el devenir del ciudadano desde su nacimiento a su muerte, lo que implicaba que como individuo pertenecía y servía al estado.
Desde el nacimiento, el niño es presentado por lo omoiois a los éforos, quienes lo bautizaban y ya se le hacía entrega de un clero que lo mantendría durante el resto de su vida, salvo que el recién nacido no fuese apto para las funciones que tendría que desempeñar en su madurez, siendo entonces abandonado a los pies del monte Taigeto para que los dioses decidieran su destino, el cual es bastante previsible.
Hasta los 5-7 años vivían con su familia rodeados de los pertinentes esclavos y nodrizas, donde se les enseñaba poesía, historia, austeridad, control de emociones etc.
A partir de esta edad, los varones se incorporaban a la Agelai, una especia de asociaciones de niños que residían totalmente apartados de sus familias y donde se les instruía para el arte de la guerra, con artes marciales como el Pankration, que era una especie de boxeo, técnicas de lucha y supervivencia o educación física, pues era el único oficio que podía desempeñar un espartano. Estos grupos estaban supervisados por un paidonomos. Jenofonte cita que además aprendían oratoria, danza o gramática, por lo que el mito de hombres sin sentimientos fabricados solo para matar se debía a que Esparta poseía muchos enemigos y de esta forma intentaban descalificarlos. En su entrenamiento se les infraalimentaba para que tuviesen que ganarse la vida como pudiesen para desarrollar sus destrezas, por lo que se veían obligados a cazar o incluso robar. Sin embargo, si eran descubiertos realizando algún acto prohibido como el robo, eran castigados por haber sido descubiertos, castigando al grupo entero para afianzar el trabajo en equipo y a la vez la responsabilidad personal con el resto. Sobre los 12 años, cuando se les consideraba efebos o adultos, se permitían los lazos amorosos entre compañeros e incluso con profesores. A los 18, después de años de duro entrenamiento se celebraba la Gimnopedia, festividad religiosa que consistía en que los alumnos debían robar un queso sito en el templo de artemisa, custodiado por mayores con látigos u otros instrumentos que usaban contra los alumnos que eran descubiertos. También se celebraban las Carneias o cacerías en nombre de la diosa Artemisa.
A partir de los 18 empiezan a licenciarse y se convierten en sereios, que eran los que instruirían a los nuevos niños, en auxiliares del ejercito o ingresan en la Cripteia, parte final de la instrucción para el ejército donde se les encomendaba básicamente infiltrarse entre los ilotas para controlar la disidencia suministrándoles solo un arma corta y una capa. Además con esta edad ya podían acceder al matrimonio. Si no lo hacían, los hombres debían pagar una multa por no traer descendencia y aportar a l estado. Sin embargo, durante esta edad de plenitud que solía durar hasta los 30, los espartanos seguían viviendo en los barracones y solo podían visitar a sus mujeres en cortas licencias, lo justo para procrear.
A partir de los 30 ya se concedía permiso para formar parte de la asamblea y abandonar los barracones, administrar personalmente el clero y estar con su familia.
Y finalmente, a partir de los 60 se exime de acudir a la guerra, pasando a desempeñar cargos públicos si así se deseaba, en caso contrario podían retirarse.
Las mujeres se educaban como los varones en ejercicios físicos, no debían aportar dote en los matrimonios e incluso se les dejaba elegir marido. Su gran deber para con el estado era dar a luz nuevos niños espartiatas y en caso de no poder dar descendencia se consideraba deshonroso, tanto que podían descender socialmente hasta convertirse en periecas. Además era la responsable de gestionar el clero de su marido mientras este prestaba servicio militar. 


                                 



EL EJERCITO ESPARTANO.

A pesar de que como en todos los estados que han perdurado en el tiempo, los ejércitos cambian con éstos, voy a intentar describir la casuística más destacada de Esparta, en tiempos de las guerras Médicas y del Peloponeso, donde podría decirse que se fraguó la leyenda del ejército espartano.
Para empezar, y como ya he comentado anteriormente, el ejército no se componía únicamente de los hoplitas entrenados espartanos, si no que se solía recurrir a esclavos ilotas y a ciudadanos periecos, sobre todo en las guerras de baja intensidad, como podían ser expediciones de castigo, de mantenimiento del orden o de apoyo a otras ciudades pero siempre dirigidos por los propios espartanos. En las guerras de mayor intensidad, si que se combinaban a estos guerreros con el núcleo de infantería pesada hoplita. En este caso, el ala derecha siempre era donde se posicionaban los espartanos, pues se consideraba que era la más vulnerable al usar los escudos con la mano izquierda, teniendo que proteger a parte del compañero de la izquierda con él y por las tácticas que usaban, que por lo general consistían en un ataque frontal en el que se usaban los escudos para empujar al enemigo e intentar abrir alguna brecha en el muro enemigo por donde poder lancearlo. Así se pudo ver en la batalla de Platea, donde los espartanos exigieron ese puesto respecto al resto de aliados, y solo cambiaban de ala cuando la infantería pesada persa lo hacía en un juego de posiciones que duró varios días. El núcleo duro de la formación espartana eran los hippeis, lo que vendría a ser la guardia personal del rey, o lo que es los mismo, los 300 de las Termópilas, siendo los mejores guerreros.


La panoplia era la típica del guerrero hoplita griego: El kranos, que era el casco, usando diferentes modelos según la época; el hoplón, que era el escudo de unos 90 centímetros de diámetro y de donde se toma el nombre de hoplita, tenía forma redonda y era cóncavo en la parte interior para poder guarecerse y utilizar toda la fuerza del cuerpo para empujar. Así mismo, al ser convexo en la parte exterior, permitía desviar hacia los extremos la fuerza de las armas enemigas que impactaban contra ellos. La armadura o tórax era muy pesada, lo que daba una gran protección pero a su vez hacia más lentos los movimientos y en verano daban mucho calor, por lo que también se usaban las linotórax, o armaduras algo más ligeras hechas con lino y pequeñas placas de bronce. Las dory eran las lanzas, que solían ser de unos 2,5 metros rematadas con una hoja de unos 40 centímetros de bronce y con un contrapeso afilado en el otro extremo de la lanza que también servía para rematar enemigos. Las espadas o sífox eran algo más cortas de lo normal, ya que al considerarse tan efectivos en la batalla, les empujaba más al combate cuerpo a cuerpo, siendo de una sola hoja y se utilizándose cuando se fracturaba la lanza. Se usaba una capa de color rojo, ya que así las manchas de sangre se veían menos y además tardaba mas en ensuciarse. Por último, se les permitia dejarse el pelo largo, pues así pensaban que su aspecto era mas fiero.




En batalla el ejército formaba en líneas de cuadros de falanges llamadas moras al mando de un polemarca, en los que no todos eran formaciones de élite. Su táctica principal era un choque de las líneas e intentar flanquear al enemigo por su izquierda, ya que los mejores soldados se posicionaban en el ala derecha, hasta envolverlos y aniquilarlos. En resumen, en el extremo del ala derecha se posicionaban lo Hippeis con el rey que hubiese acudido a la batalla, pues recordemos que Esparta era una diarquía y aunque al principio los dos acudían a la batalla, con el paso del tiempo era solo uno el que acudía, para ir descendiendo en el nivel de tropas conforme nos alejamos del extremo.
Otra de las unidades del ejército espartano, como cualquier otro ejército griego eran los Peltastas, unidades de mercenarios llamados así por su escudo redondo con un espacio cóncavo en forma de media luna, que podían ser usados tanto de tropas de hostigamiento, auxiliares o incluso hoplitas.
También contaban con caballería, pero no debía de ser muy decisiva, ya que Jenofonte nos los relata cómo los soldados menos valientes.

En cuanto a la estrategia intentaban forzar al enemigo a salir de la seguridad de las ciudades saqueando y destruyendo los campos y poblaciones, para una vez en campo abierto, usar su superioridad y derrotar al enemigo en batalla.


La táctica como ya hemos visto, era realizar un choque frontal al enemigo, empujando con escudos la primera línea intentando desbaratar la formación enemiga para poder lancearlos, mientras las filas de detrás empujaban e intentaban alcanzar al enemigo con las dory blandiéndolas por encima del muro de escudos aprovechando la longitud de la misma e intentando picar al enemigo desde arriba, mientras se intentaba también flanquear al enemigo. Cuando se conseguía romper la formación, la falange avanzaba en formación y era aquí cuando de verdad se producían las bajas enemigas.




Lo más destacado de los espartanos era la coordinación y solidez de su formación, siempre compactas, incluso al maniobrar, debían infundir una visión terrible al enemigo mientras les veía acercarse al mismo paso sin romper la línea, con el aspecto de profesionalidad que les confería tanto su panoplia como su prestigio, eso sin contar con la gran destreza en el manejo de armas y el buen estado de forma física de los soldados. Esto les daba la victoria en varias ocasiones sin tener que llegar a la batalla.









José Antonio Olmos Gracia





De la República de los Lacedemonios- Jenofonte.

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Histocast. Blitzocast66-Esparta

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