LAS POTENCIAS DEL BÁLTICO EN EL SIGLO XVIII


Johan Tietrich Schoultz. Slaget vid Svensksund den 9 de julio de 1790. Museo Nacional de Suecia, obra de arte ID : 35239. Óleo sobre lienzo.
Johan Tietrich Schoultz. Slaget vid Svensksund den 9 de julio de 1790. Museo Nacional de Suecia, obra de arte ID : 35239. Óleo sobre lienzo. 



 A pesar de parecer estar en un segundo plano de los grandes acontecimientos medievales y sobre todo, de la Baja Edad Moderna, que es lo que atañe, el espacio Báltico durante este periodo es testigo de varios conflictos y luchas entre las diferentes potencias que conforman ese espacio. Con una mirada más detallada sobre esa zona de Europa observamos que “en el transcurso de la Historia, el mundo báltico se constituye en agente esencial de transmisión cultural al centro del continente”. 

Como potencias pugnantes en la zona, se encuentran Rusia, Polonia y Prusia en el lado continental y Suecia y Dinamarca en Escandinavia. Todas lucharán no solo por la anexión o defensa de territorios, sino también por la supremacía comercial de los productos exportados hacia el oeste y sur de Europa, tales como el abundante grano, el cáñamo, metales o la sal. El siglo XVIII se va a definir por una gran guerra al inicio que implicará a todos los grandes actores, seguido de una relativa calma con conflictos menores hasta el final de la centuria. Otra de las características va a ser lo efímero de las fronteras de los territorios, a veces mal definidas y constantemente cambiantes, que darán como resultado el auge de Rusia o la desaparición de Polonia. 

 

MAPA FÍSICO DE EUROPA.
Mapa físico de Europa. https://educativo.ign.es/atlas-didactico/relieve-eso/localizacin_geogrfica_y_extensin.html 



Para comprender la realidad geopolítica de la zona y analizar los sucesos, hay que examinar primeramente las características físicas y económicas suscritas al ámbito de la geografía de la zona. El mar Báltico está encajado, casi a modo de mar interior (parecido al Mediterráneo), entre el noreste del continente europeo y la península de Escandinavia, siendo el estrecho del Sund, entre la península de Jutlandia y la escandinava, la única conexión con el Atlántico. La zona continental está caracterizada por las grandes llanuras del norte y el este, afectando al norte de Alemania, Polonia y Rusia, así como los grandes ríos que fluyen desde su interior y que proporcionan extensas vías de comunicación y transporte fluvial. Además, las tierras fértiles son el escenario ideal para el cultivo de grano. En cuanto a la península escandinava, dominada por Suecia en la parte que atañe al Báltico, la climatología y orografía hacen difícil la supervivencia en el interior, localizándose la mayoría de la población en la costa. A pesar del escaso rendimiento agrario, los suelos suecos son ricos en minerales.

 En cuanto a la península de Jutlandia y el oeste de Escandinavia, está dominado por el reino de Dinamarca (Dinamarca-noruega), cuyo principal provecho económico es el control del estrecho del Sund, en donde establece el control del tráfico marítimo cobrando las aduanas correspondientes. En cuanto a los productos de comercio, ya hemos citado que el grano va a ser uno de los grandes actores, siendo considerada la zona uno de los graneros de Europa, vitales para algunos países deficitarios y, sobre todo, durante las épocas de carestía. 

El otro gran producto va a ser el Hierro, indispensable en la industria armamentística de la época para la fabricación de cañones y armas de fuego. Además, se exportaba madera, cáñamo, pieles y otros productos primarios, recibiendo manufacturas o vino. Este comercio será monopolizado no por los propios países productores, si no por extranjeros. Durante la primera mitad del siglo, serán los ingleses, mientras que la segunda, los holandeses. Esta riqueza de la zona será una de las responsables de que las grandes potencias extranjeras pongan sus ojos en la zona, intentando influir en los países de la zona. 


 ESTADOS INTERVINIENTES. 

Antes de entrar en el desarrollo del siglo y las relaciones entre los diferentes entes políticos, hay que reseñar cuales eran los estados de la zona, ya que sin sus peculiaridades y características propias no podremos comprender sus relaciones.

 · Polonia: En 1569, debido a la amenaza rusa, el Reino de Polonia se unió al Gran Ducado de Lituania en la Unión de Lublin, creando un potente estado con una gran extensión territorial. Una de sus principales características, en contra de la tónica europea va a ser el gran poder de la nobleza terrateniente, apoyada en la slachta (nobleza inferior) con poder de veto real en las dos cámaras que se dividía la Sejm (dieta). Los gobiernos provinciales también estaban controlados por esta en las dietinas. Otra característica va a ser, junto con Rusia, la reticencia a abandonar la servidumbre debido a la escasa mano de obra por la dispersión de la población y la baja demografía, que hacían necesario ligar a los campesinos a la tierra. La débil monarquía sería el uno de los grandes causantes de la desaparición del reino. En la segunda mitad de siglo, se intento una reforma ilustrada de mano de Estanislao II para intentar poner orden a la anarquía nobiliaria imperante que se mezclaba con las injerencias suecas y después rusas. Esta fue efímera debido a la poca tradición absolutista, además, desde 1767, la intervención de la Rusia de Catalina II hizo que Polonia estuviese tutelada por esta. Finalmente, tras tres repartos, el país se divide entre Rusia, Prusia y Austria, tras los últimos intentos de Estanislao de modernizar el país y reformar su política en vano.

· Rusia: El reinado de Pedro I sería clave para afianzar el emergente poder que venía desarrollándose. Pretendió la occidentalización del país, pero sin renunciar a rasgos rusos como la servidumbre campesina, el enorme poder autocrático o la impermeabilidad a los avances políticos europeos. Sus reformas se centraron en el ejército, la religión, la sociedad, la administración y en la educación. Tras una etapa convulsa hasta mediados de siglo, el reinado de Catalina II seguiría con el proceso de reformas iniciadas por Pedro I, favoreciendo a la nobleza a cambio de su apoyo, constituyendo un periodo próspero para el país. 

· Prusia: En 1701, Federico I, Duque de Brandeburgo, se proclama rey de Prusia, dando a luz un nuevo reino con ese nombre. Los territorios se situaban en el norte de Alemania, Polonia o Renania. Prusia será un emergente poder que pronto comenzará su expansión militar. En el terreno cultural, destacó como uno de los centros más importantes de la corriente ilustrada. Con Federico II “El Grande”, el país sufrió una serie de reformas, sobre todo militares, que le valió la expansión por Silesia y Polonia, convirtiéndolo en una potencia europea de primer nivel, no solo con un potente ejército, si no con una eficaz administración y una refinada cultura, destacando pensadores como Voltaire. Con esto y a pesar de la devastación sufrida debido a la participación en la guerra de los Siete Años, se ponía las bases para los futuros acontecimientos que se desarrollarán a partir del silgo XIX y que darán como resultado la unificación de Alemania en torno a este reino.

 · Dinamarca: Uno de los principales ejemplos del absolutismo ilustrado en el espacio báltico. Unida a Noruega desde la Unión de Kalmar, los reyes se apoyaron en la nobleza alemana, de los ducados de Schleswig-Holstein y Noruega para gobernar a través de un consejo que se dividió en varios colegios encargados de la administración. A principios de siglo se produjo una recuperación económica que vendría seguida a mitad de este por un periodo reformista. Se abolió la servidumbre en dos fases y se promovió la creación de escuelas rurales. Durante las reformas, se intentó adoptar medidas ilustradas como la libertad de expresión o la abolición de la tortura, aunque finalmente se adoptó una política conservadora con reformas agrarias, el fin de los restos de la servidumbre, fin de la corvea, o liberalismo económico. Además, salvo por la participación en la Gran Guerra del Norte, el resto de la centuria fue pacífica. Su gran problema vendría del antiguo vasallo, el condado de HolsteinGottorp hasta su incorporación en 1773. 

· Suecia: Su inicio de siglo fue bastante negativo, pues las secuelas del fracaso en la Gran Guerra del Norte, le hicieron perder su papel hegemónico heredado de la Guerra de los Treinta años. Las largas temporadas que el rey pasaba en campaña y los enormes gastos, crearon una oposición al absolutismo, así que, a la muerte de Carlos XII sin descendencia, se abrió un nuevo periodo en el que el parlamento asumiría gran parte del gobierno. 7 Conocido como la Era de la Libertad, supuso un periodo convulso entre los diferentes estamentos del parlamento, gobernado por el Comité Secreto, monopolizado en principio por la nobleza. Esta era se caracterizó por el choque entre el absolutismo de algunos monarcas con el parlamentarismo, así como entre diferentes facciones como los “sombreros” y los “gorros”. A partir de mediados de siglo comienzan a intentar establecer reformas como la libertad, igualdad de clases en el acceso a funciones públicas, que no llegaron a buen puerto con el restablecimiento del absolutismo, retrocediendo en aspectos sociales, aunque manteniendo algunas reformas. Con Gustavo III, tras el Acta de Unión y Seguridad y el triunfo contra los rusos en 1790, se volvió finalmente al absolutismo, esta vez ilustrado, reduciéndose los privilegios de la nobleza a favor de los plebeyos. Sin embargo, en 1809, un golpe de estado contra Gustavo IV Adolfo supuso el fin del absolutismo.


BÁLTICO EN 1700
 Situación geopolítica del Báltico en el 1700, año del inicio de la Gran Guerra del Norte. www.geacron.com 


PRINCIPALES ACONTECIMIENTOS. 

El principal acontecimiento se va a dar a principios de siglo con la Gran Guerra del Norte. Después, los conflictos entre las diferentes naciones serán menores o colaterales de otras grandes guerras libradas por las potencias occidentales. Coincidiendo con la Guerra de Sucesión en España, se libró en el ámbito báltico otra gran guerra. Por entonces, Suecia constituía la potencia hegemónica en el norte. Por ello, en 1700 Dinamarca buscó el apoyo de Polonia y Rusia para invadir el condado de Holstein-Gottorp, aliado de Suecia. Rusia y Polonia atacaban Narva y Riga respectivamente. Con tres frentes abiertos, Carlos XII de Suecia, un gran estratega que además contaba con uno de los mejores ejércitos del momento, prefirió pasar al ataque en vez de una estrategia más conservadora. 

Ese mismo año decidió enviar una expedición hacia Copenhague, la cual tuvo éxito, consiguiendo que Dinamarca tuviese que firmar un armisticio y separarse de la coalición, renunciando al condado de Holstein-Gottrop. Meses después, acudió a Narva, donde venció a los rusos para continuar hacia el sur y levantar el asedio de Riga, apoderándose de Curlandia. Al año siguiente, aprovechando las desavenencias entre la nobleza y el rey polaco, los suecos invadieron el país, llegando hasta Varsovia y derrotando a los polacos en la batalla de Klissow. 

Con el dominio de Polonia, en 1704 colocó a Estanislao Leczinski como rey. Pero los suecos no se quedaron ahí. Ya que Augusto III de Polonia, era también soberano de Sajonia, esta fue invadida, lo que forzó a Augusto a renunciar a la corona polaca y finalizar su adhesión a la coalición en 1706 por el tratado de Altranstädt. La potencia de los suecos era tal, que se llegó a plantear entrar en la Guerra de Sucesión Española atacando Austria, aunque la intervención diplomática de esta consiguió que Suecia desistiera y se centrara en Rusia.

 La Rusia de Pedro I, tras la derrota en Narva, no se había quedado quieta, ya que había conquistado otros territorios con Ingria, Carelia, Estonia o Livonia pertenecientes a Suecia. Además, en 1703, fundó San Petersburgo en antiguo territorio sueco. El contraataque de Carlos XII sería parecido al realizado en Dinamarca: marchar directamente contra la capital, Moscú. En 1707 la contienda fracasó, los rusos practicaron una política de tierra quemada mientras los cosacos hostigaban a los suecos en condiciones climatológicas extremas. 

Finalmente en julio de 1709, los rusos vencieron a los suecos en la batalla de Poltava, lo que reactivó una nueva coalición anti sueca e hizo huir a Turquía a Carlos XII. Rusia tomó Riga, Reval y Viborg, Dinamarca invadió Suecia, Polonia fue recuperada por Augusto II e incluso Prusia invadió la Pomerania sueca, lo que supuso la vuelta de Carlos XII para intentar defender sus territorios, pero sin éxito. Posteriormente intentó invadir Noruega mientras iniciaba acercamientos con Rusia, siendo esto impedido por Francia y Gran Bretaña que deseaban un equilibrio de fuerzas en la zona. Con la muerte de Carlos, Suecia firmó la paz de Estocolmo, cediendo Schleswig a Dinamarca, parte de Pomerania a Prusia y Bremen y Verden a Hanover. Con Rusia firmaría la paz de Nystad en 1721, en la que le sería devuelta Finlandia a cambio de entregar los territorios conquistados por esta en el Báltico. 

Además, la exención del pago de tasas por atravesar el Sund que había conseguido en el siglo anterior fue revocado. Las consecuencias de la guerra fueron la pérdida de la hegemonía sueca en detrimento de Rusia, lo que consiguió un equilibrio de poderes en la zona, aunque será esta última quien mayor influencia y determinación tendrá en los acontecimientos venideros. La siguiente guerra tendrá de nuevo a Suecia y Rusia como protagonistas. Suecia se encontraba en la “Era de la Libertad”. “Los sombreros” rea el grupo político que dominaba por entonces el parlamento, llamados así por su característico sombrero de tricornio, deseaban una revancha contra Rusia y recuperar los territorios perdidos. Además, la propia Francia apoyaba la idea sueca. 

En Rusia, en 1740 moría la emperatriz Ana de Rusia, mientras que el zar Iván VI era todavía un niño, lo que hizo pensar a los suecos en una teórica debilidad rusa. Los suecos intentaron invadir Rusia, pero una rápida reacción tornó el ataque sueco en una retirada. En 1742 invadieron Finlandia y en 1743 llegaron a las puertas de Estocolmo, lo que supuso la rendición sueca. Ese mismo año se firma el tratado de Abo, en el que Rusia se hace con el sureste de Finlandia e impuso a su candidato, el conde de Holstein-Gottorp, como heredero a la corona sueca. La guerra continuó la dinámica de poderes que había dejado la Gran Guerra. 

La Guerra de los 7 años desatada globalmente, tendrá su ramificación en el Báltico, siendo Rusia y Prusia, con una menor participación de Suecia, quien protagonicen los acontecimientos. Prusia, en el bando de Gran Bretaña, se encontraba en pleno auge con Federico II El Grande, deseoso de expandirse y consolidar su poder en Alemania y el sur del Báltico. Esto alarmó a la zarina Isabel, del bando francés, que veía un peligro para la zona. Esta vez, Suecia lucharía con los rusos en la coalición anti-prusiana con la esperanza de recuperar territorios. 

 En 1757 Rusia lanzó una gran ofensiva sobre Prusia oriental, derrotando a los prusianos en Gross-Jagersdorf y ocupando Konigsberg en 1758. Dos años después, los rusos llegaron hasta Berlín, logrando tomarla temporalmente junto con sus aliados austriacos, debiendo abandonarla poco después debido a la larga logística y el acoso prusiano. Cuando todo parecía perdido para Prusia, ocurrió “El Milagro de la Casa de Brandeburgo”. La repentina muerte de la zarina, supuso que su reino y hasta su propia vida (de Federico II) se había salvado en el último minuto merced al inesperado regalo que trajo la muerte de la zarina Isabel 2 . Su sucesor, Pedro III, era un gran admirador de la figura y obra de Federico, por lo que se apresuró a firmar la paz con este, devolviendo Prusia oriental. Meses más tarde, Catalina II, esposa de Pedro, asumió el poder, pero sin remudar las hostilidades. 

Esto supuso dejar fuera de juego también a Suecia, que el mismo año firmo también la paz con los prusianos. Prusia sobrevivió a la destrucción, recuperando su parte oriental y Konigsberg, aunque Rusia seguiría siendo la potencia del Báltico. En 1788, Suecia volvió a intentar recuperar territorios perdidos a manos rusas durante las décadas anteriores. Gustavo III enfrentaba a una oposición política dentro del país, por lo que consideró que una guerra podría reforzar su estatus y alejar el foco de atención de los opositores. Para lograrlo, organizó un ataque de falsa bandera que le sirviese de casus belli, por lo que en 1788 invadió Rusia desde Finlandia. La falta de una logística adecuada, la mala organización y la resistencia rusa, hicieron que los propios oficiales suecos se sublevaran en la Conspiración de Anjala, buscando la paz con Rusia. Esto sirvió a los rusos para contraatacar. Gustavo III consiguió acabar con la rebelión y vencer a los suecos en 1790 en la batalla naval de Svensksund, equilibrando la contienda y poniendo fin a las hostilidades tras la paz de Varala, que no supuso ningún avance sueco, pero Gustavo III consiguió fortaleces su poder, mientras Rusia se vio libre para proseguir sus campañas contra los trucos.

 Por último, hay que analizar la difícil y peculiar situación de Polonia, que verá como los estados lindantes procederán a su reparto, lo que conllevará a su desaparición. Su estabilidad interna estaba comprometida por un débil poder real y una nobleza fuerte y beligerante, lo que daba pie a las injerencias extranjeras. Desde 1764, Rusia y en menor medida Prusia y Austria, comenzaron a influir en la política polaca. Los tres ambicionaban partes de su territorio, lo que llevó a un primer reparto en 1772. 

Aunque Francia se opuso a ello, no consiguió evitar el reparto. El nacionalismo exaltado en Polonia y el temor a una revolución parecida a la francesa, hizo que en 1793 Rusia y Prusia firmaran un nuevo reparto que anexionaba nuevo territorio a Polonia. Finalmente, en 1795, Austria, Prusia y Rusia, acabaron repartiéndose los territorios que quedaban de Polonia. 

Al igual que durante la Alta Edad Moderna, el espacio báltico parece muy lejano en cuanto al foco de acción de los principales acontecimientos acontecidos en el occidente o centro europeo con las grandes potencias como España, Gran Bretaña, Francia o Austria. Sin embargo, su estudio y análisis revelan una riqueza y variedad de hechos que no deben pasarse por alto debido no solo a la existencia de un foco paralelo, si no a la interconexión de ambos para poder comprender los diferentes hechos y realidades de ambos espectros territoriales y geopolíticos. 

Estos podrían dividirse en dos: por un lado, los correspondientes estrictamente al ambiro del este, como la Gran Guerra, o las diferentes guerras ruso-suecas, si bien hay que matizar dicha afirmación ya que estas se libraron con el apoyo o beneplácito de otras potencias occidentales con intereses en la zona. Por otro lado, los hechos que se desarrollan como consecuencia de otros conflictos y que tiene un teatro de operaciones diferente pero conexo, como la Guerra de los Siete Años. Este surgir del este como escenario importantes en la geopolítica europea, viene dado por la propia conciencia de sus estados y su deseo de auto regularse fuera de las esferas de influencia occidentales, siendo el ejemplo más claro la Alianza del Norte, instigada por el ministro ruso Nikita Ivanovich Panin tras el fin de la Guerra contra Prusia en la Guerra de los Siete Años, en la que, además de intentar asegurarse una paz en el Báltico, intentaba componer un nuevo núcleo de acción en el este, separado de las potencias occidentales.



JOSÉ ANTONIO OLMOS GRACIA.


Policía local de profesión, desarrolla su cometido en la categoría de oficial en el municipio de Huesca, contando con más de 17 años de servicio y varias distinciones. A pesar de que su afán por la historia le viene desde pequeño, no fue hace mucho cuando se decidió a cursar estudios universitarios de Geografía e Historia en UNED y comenzar en el mundo de la divulgación a través de las redes sociales. Actualmente administra el blog elultimoromano.com así como páginas en Instagram y Facebook con el mismo nombre. Además, colabora con revistas, páginas, asociaciones, blogs relacionados con la divulgación histórica y es miembro de Divulgadores de la Historia.



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Bibliografía: 

- Una Geografía descriptiva del siglo XVIII referida al Nor-oriente europeo (Noticias Geográficas que se dieron al público en el año 1755(*)) POR AURELIO CBBRIAN ABELLAN.

 - Manuel Díaz-Ordóñez y Antonio José Rodríguez Hernández “El abastecimiento estratégico de cáñamo durante el largo siglo XVIII, 1675-1830: entre el Báltico, Granada y las Américas” p. 291-320 Redes empresariales y administración estatal: la provisión de materiales estratégicos en el mundo hispánico durante el largo siglo XVIII Iván Valdez-Bubnov, Sergio Solbes Ferri y Pepijn Brandon (coordinación). México Universidad Nacional Autónoma de México Instituto de Investigaciones Históricas 2020, 386 p. Figuras (Serie Historia General 39). ISBN 978-607-30- 3585-9.

LA EDAD MODERNA (SIGLOS XV-XVIII) 2016Autor/es: Luis Ribot;Editorial: : MARCIAL PONS HISTORIA

 - Villasana Villalobos, Ramiro LA PRUSIA DEL SIGLO XVIII: LA ACEPCIÓN DE LA ILUSTRACIÓN POR RAMIRO VILLASANA VILLALOBOS FILHA, vol. 12, núm. 17, diciembre, 2017 Universidad Autónoma de Zacatecas

 - La batalla de Poltava. Despertaferro Historia Moderna nº 60 - Federico “El Grande” de Prusia. Pedro Voltes. Ediciones Palabras 2006. P. 117.

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